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Actualizado: 1 de mayo de 2025


Con los hombres nuevos que broten de su seno y con el recuerdo de su pasado, se dedicarán tal vez á entrar abiertamente en la ancha vía del progreso, y todos trabajarán de consuno á fortalecer su patria, así en el interior como en el exterior, con el mismo entusiasmo con que un joven vuelve á labrar el campo de sus padres, tanto tiempo devastado y abandonado gracias á la incuria de los que le enajenaron.

Cuando iba Tirso a entrar en su cuarto, le dijo Pepe: Espera, tenemos que hablar: no es posible que continuemos así. La luz escasa de la lamparita, sucia y mal despabilada, iluminaba el comedor, donde menudeaban las señales de incuria y abandono.

En vez de replicar que el hombre más malo ó pusilánime siempre es algo más que la planta, porque tiene un alma y una inteligencia que, por viciadas ó embrutecidas que pudiesen estar, se pueden redimir; en vez de contestar que el hombre no tiene derecho de disponer de la vida de nadie en provecho de nadie, y que el derecho á la vida reside en cada individuo como el derecho á la libertad y á la luz; en vez de replicar que si es abuso en los gobiernos castigar en el reo las faltas ó crímenes, en que ellos le han precipitado por incuria ó torpeza, cuanto más lo sería en un hombre, por grande y por desgraciado que fuere, castigar en el pobre pueblo las faltas de sus gobiernos y antepasados, en vez de decir que Dios solo puede tentar tales medios, que Dios puede destruir porque puede crear, ¡Dios que tiene en su mano la recompensa, la eternidad y el porvenir para justificar sus actos y el hombre nunca! en vez de estos raciocinios, Basilio solo opuso una vulgar observacion: ¡Qué dirá el mundo, á la vista de tanta carnicería?

De esas ciudades las tres primeras y la cuarta y octava son reformadas, y en ellas se encuentra: actividad industrial y comercial, culto por las artes, gran desarrollo de la instruccion, evidente liberalismo en las instituciones, pulcritud, esmero por las cosas públicas, costumbres apreciables y progresistas y solicitud en favor de la beneficencia, Al contrario, en las demas de las ciudades mencionadas, que son católicas y han mantenido numerosos institutos monásticos, todo concurre á manifestar una evidente inferioridad relativa, tendencias al quietismo, la incuria, la rutina y el desaseo.

En la serie de ciudades que visitamos desde Ginebra hasta Schaffhousen, pasando por Losana, Neuchâtel, Friburgo, Berna, Lucerna, Altorf, Zug y Zuric, y desde San-Gall hasta Basilea, hemos visto, no obstante la alternacion en que se hallan esas ciudades, por razón de sus creencias religiosas, esta diferencia: en Ginebra, Losana, Neuchâtel, Berna, Zuric, San-Gall, Basilea y Schaffhousen, ciudades protestantes, decencia, pulcritud y esmero en todas las cosas públicas; en Friburgo, Lucerna, Altorf y Zug, desaseo, incuria en las masas y las calles, ausencia ó escasez de gusto.

En vez del abandono y la incuria, de la holgazanería, el servilismo del hábito, la imprevision y los usos frailescos, veia la animacion del trabajo, el gusto avanzado en las construcciones, el esmero en el cultivo, la pulcritud en todo, la alegría en los semblantes y los vestidos, el amor á las flores manifiesto en graciosos jardincitos, la vida expansiva en todas sus formas campestres.

Una camarera y un joven criado, traídos de Italia, la servían más bien mal que bien, y el desorden, la falta de respeto de los criados y la irregularidad en el servicio, ofrecían un cuadro muy característico de la incuria italiana. Había allí una mezcla de lujo y de miseria completamente curioso.

Merced á nuestra natural incuria, por regla general deplorable, ahora por escepcion benéfica, consérvanse hoy estas ruinas próximamente en el estado mismo en que se hallaban á fines del siglo XVI y principios del XVII, cuando nos las describian Ambrosio de Morales y el licenciado Diaz de Rivas sin saber de cuán noble cadáver hacian la filiacion . Algunos preciosos vestigios que ellos vieron han desaparecido: quizás han sido cubiertos por la lenta crecida del terreno.

En la fachada principal, gran solana corrida de esquinal a esquinal, y encima de ella y del balcón del Este, sendos y ostentosos escudos de piedra de mucho relieve y rica talla; sobre todo ello, la pátina musgosa, la herrumbre y la polilla de los años y de la incuria, y grandes aleros de artesonado podrido con los canecillos derrengados.

Los miserables pueblos de Mahates y San Estanislao, situados en medio de ciénagas interminables, demoran allí en la mayor incuria y en un completo desamparo; y el canal, ensanchándose á veces en medio de anchas lagunas ó ciénagas, como las de Sanaguare, la Cruz y Palotal, ó volviendo a estrecharse como en su principio, aunque cambia de aspecto por su forma ó su vegetacion, nunca pierde su hermosura salvaje, su soledad y sus encantos.

Palabra del Dia

hociquea

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