Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 7 de mayo de 2025
Ni tengo edad, ni experiencia, ni sabiduría suficiente; y lo peor es que también me falta virtud, porque yo debía aceptar gustoso todos los padecimientos de la señorita, creer que Dios se los envía para probarla, para acrecentar sus méritos, para darle mayor cantidad de gloria en el otro mundo... y soy tan malo, tan carnal, tan ciego, tan inepto, que me paso la vida dudando de la bondad divina porque veo a esta pobre señora entre adversidades y tribulaciones pasajeras.... Pues no ha de ser así resolvía el capellán con esfuerzo . He de abrir los ojos, que para eso tengo la luz de la fe, negada a los incrédulos, a los impíos, a los que están en pecado mortal.
11 Nuestra boca está abierta a vosotros, oh corintios, nuestro corazón es ensanchado. 14 No os juntéis en yugo con los incrédulos; porque ¿qué compañía tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunicación la luz con las tinieblas? 16 ¿Y qué consentimiento el templo de Dios con los ídolos?
Yo entiendo, pues, que la mejor reforma que pudieran adoptar los jesuítas sería la de inspirarse en tan sublime y fundamental pensamiento que, sin salir fuera de las vías católicas y sin cobardes condescendencias y transacciones con incrédulos é infieles, hiciese posible la aspiración de Jaime Freeman Clarke al terminar su obra sobre las Diez grandes Religiones, y al proclamar la cristiana como la religión definitiva é imperecedera del humano linaje: que no se amengüe la libertad del espíritu; que no se acepte con ceguedad lo que contradiga al sentido común; que no se achique ó mutile la ciencia por miedo de que triunfe de la fe; que ningún placer inocente, que ninguna natural alegría de la vida y que nada de cuanto hay de hermoso en la literatura, en el arte, en la sociedad y en el hogar doméstico, sea sacrificado; sino que todos los hombres vengan á Jesús y hallen en
EL JUDÍO. ¡Que no! ¡semejante tesoro en tu poder!... ¿quién ha podido...? Pero, entra, entra; porque las balas llueven, y no quisiera que esos incrédulos mancillaran ese talismán. Se abrió la puerta. Blasillo entró bajando la cabeza, atravesó otras dos enormes rejas de hierro y se encontró en un estrecho patio que no recibía la luz más que por arriba.
Y si se conserváran los primeros españoles que se casaron con las indias, sin que ningun europeo fuera allá, no se usára, ni se sabria ya otra lengua que la del indio, y aun con tanta mezcla de europeos, que cada dia van allá, la lengua que comunmente se usa, es la de los indios Guaranís, como en Viscaya la vascongada? ¡Oh cuanto me alegrára que V.S., sin hacer caso de algunos que quieren pasar por críticos y discretos, haciéndose incrédulos á todo, pusiese todo empeño en averiguar este punto, consiguiendo con su eficacia lo que otros no han podido! ¡Cuan deveras le serviria á V.S. en cosa que puede ser de tanto servicio de Dios, y del Rey!
Los últimos en despertar se mostraban incrédulos, y únicamente se convencían de lo ocurrido luego de oír los informes de los tripulantes del buque. Vagó Ferragut como un alma en pena. El remordimiento le hizo ocultarse en su camarote. Le causaban daño estas gentes con sus quejas y sus comentarios. Luego no pudo seguir en su aislamiento.
Así que a los postres, varios de aquellos presbíteros se juraban, estrechándose la mano, eterna fidelidad. Algunos se prometían ayuda corporal en el caso de que el sagrado pasto de los mansos parroquiales fuese violado por las ovejas de los incrédulos.
Se deshace una dificultad sobre los milagros de Jesucristo. De estas observaciones surge al parecer una dificultad, que no han olvidado los incrédulos. Héla aquí: los milagros son tal vez efectos de causas que por ser desconocidas, no dejarán de ser naturales; luego no prueban la intervencion divina; y por tanto de nada sirven para apoyar la verdad de la religion cristiana.
4 en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la lumbre del Evangelio de la gloria del Cristo, el cual es la imagen de Dios. 5 Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús, el Señor; y nosotros, vuestros siervos por Jesús.
Nadie pondría en duda, después de tal precaución, si había presenciado ó no el «sitio» de París. ¡Tenía amigos tan incrédulos!... Para conmover á la buena señora, hizo memoria de sus impresiones. Había visto en pleno día un rebaño de ovejas en el bulevar, junto á la verja de la Magdalena. Sus pasos habían despertado en muchas calles el eco sonoro de las ciudades muertas.
Palabra del Dia
Otros Mirando