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Como es natural, hube de trabajar mucho para preparar el recibimiento a tan numerosa concurrencia. Había dispuesto la sala comedor, que es muy grande, para salón de baile; la hice tapizar de un tejido verde, e iluminar muy bien.

La vida es triste y la pericia del hombre está en alegrarla, en iluminar con brillantes colores los contornos grises de la existencia. Bueno era que aquella mujer le amase según él decía: pero aunque el amor no existiese, resultaba lo mismo. Lo importante era que él se creyese amado. En el mundo se vive de la ilusión y la mentira, y la mayor desgracia es abrir los ojos.

Ayer, al morir el día, junto a la Puerta Vieja tocaba, con la lengüeta de hierro vibrando entre sus labios, los aires del país monótonos y de dulce tristeza. Pepe, el casero, cantaba cantares andaluces convertidos en vetustenses... y Petra tañía la trompa quejumbrosa, y yo sentía lágrimas dulces dentro del pecho... y la vaga esperanza volvía a iluminar mi espíritu.

Pero la música alegre botando de pilar en capilla, del pavimento a la bóveda, parecía iluminar la catedral con rayos del alba. Y no eran más que las doce. Empezaba la misa del gallo. El órgano, con motivo de la alegría cristiana de aquella hora sublime, recordaba todos los aires populares clásicos en la tierra vetustense y los que el capricho del pueblo había puesto en moda aquellos últimos años.

Entonces pensaba en mi mala suerte; pobre, sin padres, ni amigos, ni protectores, ¿qué esperanza, qué risueño horizonte podía iluminar mi porvenir? El estudio me entristecía; no tenía la cabeza robusta de mis compañeros que mordían y digerían el Vallejo como un manjar exquisito.

Largo tiempo estuvo Fray Baltasar entregado a su honda pena y olvidado por completo de la regla monacal; de pronto, suave claridad pareció iluminar su mente, y postrándose de hinojos exclamó: ¡Oh, raza pigmea y miserable de mortales! ¿No has comprendido, pecador Baltasar, que si Dios te ha privado de tu arte, ha sido únicamente porque te recreabas en admirar tu obra y enorgullecerte de ella? ¡Oh, vanidad de vanidades!

A fuerza de odiar la tiranía y la violencia, nuestro pabellón y nuestras armas excomulgan el blasón y los trofeos guerreros. Dos manos en señal de unión sostienen el gorro frigio del liberto; las ciudades unidas, dice este símbolo, sostendrán la libertad adquirida; el sol principia a iluminar el teatro de este juramento, y la noche va desapareciendo poco a poco.

Y si Dios, en su infinita bondad, se dignara concedernos la suprema merced de besarle en la frente e iluminar su inteligencia con los destellos del genio, desearía igualmente que fuera la suya una genialidad única, personal, sin parecido alguno con las demás lumbreras que han florecido en la tierra. Quiero, pues, que sea un modelo, pero no imitado ni imitable.

Pero al volver los ojos á tu patria Era tu pecho de esperanza un mar, Que al través de la niebla de los siglos El porvenir quería iluminar, Mirándola ceñida con la oliva Brindar al mundo el néctar de la paz, Derramando el bautismo de la ciencia Y alzando las virtudes del hogar, Ensalzando del hombre los derechos, Y tributando culto á la verdad.

Los últimos rayos del sol poniente franjaban de oro y de púrpura estos enormes turbantes formados por la niebla, parecían incendiar las nubes agrupadas en el horizonte, rielaban débiles en las aguas tranquilas del remoto lago, temblaban al retirarse de las llanuras invadidas ya por la sombra, y desaparecían después de iluminar con su última caricia la obscura cresta de aquella oleada de pórfido.