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Actualizado: 27 de julio de 2025


A ciertas horas asomaban por aquellos agujeros otras tantas cabezas: esto sucedía en los grandes acontecimientos, cuando la herrera del piso bajo y la planchadora del cuarto resolvían al aire libre alguna cuestión de honor, ó cuando la manola del tercero y la zurcidora de enfrente entablaban pleito sobre la propiedad de la ropa tendida.

D. Isidoro José de Herrera, en quien en competencia se admiraban con un gran juicio, una profunda sabiduria, y una acrisolada fidelidad, exhortaba á sus feligreses á la mayor constancia, y á que no manchasen su honor con el feo tizne de la deslealtad.

Por entonces tenía taller abierto Herrera y contaba con frecuentes encargos, habiendo hacia 1613 acudido á recibir sus lecciones don Diego Velázquez de Silva, que á la sazón contaba catorce años, pero que pronto tuvo que separarse de tal maestro, dicen, por la violencia de su carácter, poco apropósito para dedicarse á la enseñanza.

Solo los sacerdotes, y uno ú otro capitan lo afirmaron así: pero de lo que se dirá adelante se vendrá en conocimiento de lo que sucedió á este Adelantado. Estuvo ocho meses en el viage; luego llegó á la Asumpcion á 1.º del año de 1542, pero fué á 11 de Marzo á las nueve. CABEZA DE VACA, cap. 13, fol. 12. HERRERA, en el referido cap. 13.

El único autor moderno, que habla de ella, es Martínez de la Rosa en sus Obras literarias, lib. II. Herrera, entre los más antiguos, cita varios pasajes en sus Comentarios á Garcilaso. Sevilla, 1588, pág. 541.

De allí pasaron á las casas de D. Manuel Herrera, del capitan Menacho, y de su cuñado D. Antonio Quiros, á quienes distinguian con iguales honores.

Era muy ilustrado el P. Herrera, muy instruído, sabía de muchas cosas, y se perecía por la Botánica. Era de oírle cuando se soltaba hablando del movimiento religioso en Inglaterra y en los Estados Unidos.

El monarca le dejó libre, diciéndole que quien sabía ejecutar obras como aquella, no había menester el oro ni la plata. Vuelto Herrera á su casa, continuó trabajando, pero siempre apartado del trato de las gentes, siempre solitario y siempre mal humorado.

De allí se trasplantan los caballeros de Isabel la Católica y los jefes superiores de administración encargados de la gestión de nuestros intereses. Actualmente existen ¡loado sea Dios! dentro de la respetable Corporación que hemos tratado de describir a grandes rasgos, tres Venancios González en agraz, cinco Camachos y un Posada Herrera.

1635. «Discurso legal del licenciado D. Christóval de Moscon y Córdova, del Consejo de S. M. y su Fiscal del Consejo Real de Castilla, contra el Marqués del Aguila, Conde de Cantillana, Marqués de Govea, Conde de Sástago, Marqués de Almazan y D. Juan de Herrera, por el desacato y delito que cometieron en Palacio, en presencia y oyéndolo sus Magestades, estándose representando la comedia.

Palabra del Dia

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