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Velázquez, acaso por deseo propio o, pensando mejor, por iniciativa de sus padres, pues aún no había cumplido catorce años, abandonó el taller de Herrera y pasó al de Francisco Pacheco. La figura de éste es interesantísima, tanto por el propio valer, cuanto por la influencia que ejerció en el porvenir de Velázquez.

O tu, divino espiritu, que alcanzas Ya el premio merecido á tus deseos, Y á tus bien colocadas esperanzas: Ya en nuevos y justisimos empleos, DIVINO HERRERA, tu caudal se aplica, Aspirando del cielo á los trofeos.

El año 1656 falleció Francisco Herrera en la córte, siendo enterrado su cadáver en el templo de san Ginés.

" Manuel Rodríguez y Sigler. " Juan Cordabo y Escalona. " José M. Bernabeu y Casanova. " Domingo del Monte y Martínez. " José M. Herrera y Roig. " Gustavo González y Rauville. " Ricardo Antón y García. 1er. Teniente Largio Cordero y Calvo. . Teniente. Francisco Iznaga y Alejo. " Virgilio G. Villate y González. " Bolívar Vila y Blanco. " Alfredo Roig y Elcid. " Héctor Monteagudo y Fortún.

Para que nada faltase a esta obra de arte, hallábase embadurnada, desde la punta del exagerado sombrero hasta los pies, de un brillante color de rosa. Aquí tienes, dijo Antonio, a la persona que prometí presentarte. Como ves, es una obra de arte. Se llama Herrera Goya.

Respeté, con gran dolor de mi alma, los deseos de la joven. Seguro de la sinceridad de sus palabras, oculté mi pena y busqué consuelo en el trabajo. Luego que Angelina supo el fallecimiento de mi tía, nos escribió una carta muy sentida. El P. Herrera vino a Villaverde pocos meses después, le hospedamos en nuestra casa, y estuvo con nosotros varios días.

Atravesaron la Plaza con dirección a la Parroquia. No tardé en oír una campanilla que llamaba a misa. Hasta entonces, fuera porque eso halagaba mis deseos, fuera porque la carta del P. Herrera no era terminante, me había parecido mentira el temido viaje de la joven; pero al ver al clérigo me dio un vuelco el corazón, como si alguno me dijera: «¡Tu Linilla se va!...» Se iría, sin duda.

Nació éste, según se cree, en 1576, y fué su maestro en el arte Luís Fernández, que lo fué también de Pacheco, quien á la par de Herrera aprendió el dibujo y las primeras lecciones de pintura.

El mismo Colón nos hace saber que doce años más tarde habían desaparecido las siete octavas partes de la población, y Herrera añade, que al cabo de veinticinco años quedaba reducida de un millón á catorce mil almas. La continuación, todo el mundo la sabe. El minero y el plantador exterminaron un mundo, repoblándolo incesantemente á costa de la sangre negra. ¿Y qué ha sucedido?

Entre los autores, de quienes habla Rojas, por la fama que adquirieron en el teatro, cuéntanse los toledanos Bautista, Juan Correa, Herrera y Pedro Navarro . No se sabe con certeza, si todos estos fueron á un tiempo poetas dramáticos y directores de compañías.