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Actualizado: 21 de junio de 2025
Era Bernardino Esteven tenedor de libros, de familia obscura y sin más beneficio que su mezquino sueldo; de facha vulgar, pero listo y truhán, supo colarse en el corazón de Gregoria, por más que la tarea no fuese difícil, pues la pobre estaba tan harta de aquella vida de ayunos, sermones, gritos, cerrojos y amenazas, que al sacristán de la parroquia diera oídas, con tal de salir de su purgatorio.
Porque dicen ellos que tantas letras tiene un no como un sí, y que harta ventura tiene un delincuente, que está en su lengua su vida o su muerte, y no en la de los testigos y probanzas; y para mí tengo que no van muy fuera de camino. -Y yo lo entiendo así -respondió don Quijote.
En vista de lo espuesto, las aplicaciones clínicas del arsénico ofrecen pocas dificultades, y todos los casos de curacion obtenidos por este medio en todas las escuelas proclaman altamente el carácter de su accion. Es sensible que los profesores modernos no hayan tenido todos el buen juicio de servirse de este medicamento en enfermedades mortales con harta frecuencia, como el cólera por ejemplo.
Porque si no ha quedado harta de mí, le he de rogar que me dé otra audiencia. ¿Será usted tan buena que quiera tener conmigo otro rato de palique?». Todos los que usted quiera replicó la señora de Rubín, encantada con la indulgencia y cortesía de la ilustre dama. Bueno; ya fijaremos cuándo y cómo. ¿Va usted hacia su casa?
En Cabo de Palos estuvimos todo el mes de hebrero sin poder pasar adelante por los malos tiempos. Aquí se perdió la nave Imperial, remolcándola las galeras de una parte á otra. Salvóse la gente della y repartiéronla por las otras naves. Ahogáronse dos sacando el artillería de batir que traía. Perdióse harta pólvora, balas y cuerda y muy muchas vituallas.
Caso es éste que ocurre con harta frecuencia. No sostendré yo que moralmente sea muy bonito. Poco airoso es para un hombre valerse de sus títulos nobiliarios y del esplendor con que le rodea la alta sociedad en que vive, para conseguir que una mujer le mantenga. No siempre, sin embargo, tales contratos matrimoniales traen aparejada la desventura.
Este, que consta de cuatro barras, tiene que ser movido con harta pena por la familia del pescador, su mujer, sus hijas y sus amigos, pues los muchachos están en el mar. Compréndese lo dificultosa que es esta operación.
Fuí muy bella, y entonces me daba lo mismo. ¡No conocía mi riqueza...! Ser bella para su marido es como si una no lo fuera... Cierto que yo me enorgullecía con mi línea y con mi rostro; durante mucho tiempo gusté la envidia de las mujeres. Este placer harta pronto. Pasaron los años y me engañó mi marido. Esto me puso en guardia; pero, en fin de cuentas, no me importaba tres cominos.
¡Yo!, ¡yo ir a Madrid, y para buscar a la Gaviota! exclamó Momo horripilado . ¿Está usted en su juicio, señora? Tan en mi juicio y tan en ello, que si tú no quieres ir, iré yo. A Cádiz fui y no me perdí ni me sucedió nada; lo mismo será si voy a Madrid. Parte el corazón oír a ese pobrecito padre clamar por su hija. Pero tú, Momo, tienes malas entrañas; con harta pena lo digo.
La verdad es, sí, que los afectos más tiernos se cansan algunas veces, la vanidad subsiste siempre por lo mismo que nunca se harta. ¿Se sabe jamás en qué consiste el atractivo de dos seres, el uno hacia el otro? Los mismos que le experimentan no se dan cuenta de ello muchas veces. También el Marqués ha contribuido a mantener esa rara intimidad.
Palabra del Dia
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