United States or Honduras ? Vote for the TOP Country of the Week !


El polvo deslustraba las hermosas lacas, y tendido sobre todo una neblina áspera y gris que no podía ser tocada sin estremecimiento de nervios. Sobre la chimenea permanecía un jarrón con flores que fueron naturales y frescas nueve años antes. Eran ya un indescriptible harapo cárdeno, que al ser tocado, caía en partículas secas y sonantes, como los despojos de cien otoños.

Las minas se empobrecían. Los optimistas las daban vida para veinte años: los más crédulos llegaban hasta treinta. Pero después vendría el agotamiento, la nada; la montaña pelada, con su esqueleto calcáreo al descubierto, sin guardar el más leve harapo del manto que la había cubierto durante siglos, más rico que el de muchos dominadores de la tierra.

Brotan de las capas inferiores de la sociedad, y rara vez alcanzan otras más elevadas: son constante y perennemente víctimas del que ha campaneado estudiado el robo a realizar, y su fin es generalmente desastroso. Concluyen por ser un harapo humano a fuerza de consumirse en las cárceles o en los más bajos fondos de la corrupción.

En el corredor había una pileta de agua y en su fondo una especie de harapo flácido y gris, con redondeles negros en el dorso. Este animal atraía inmediatamente la curiosidad de los visitantes. Todos preguntaban por él.

Pobre hijita; venme a ver, y conversaremos de tus preocupacionesYo le respondí: «Señor Cura: La imaginación es una tonta, la vida un estropajo, y la sociedad un harapo que brilla mucho desde lejos, pero que bien mirado, no sirve para nada, a no ser para colocarla en un árbol a guisa de espantapájaros.

Aquel perfume de harapo lo respiraban muchas mujeres hermosas, unas fuertes, esbeltas, otras delicadas, dulces, pero todas mal vestidas, mal lavadas las más, mal peinadas algunas. El estrépito era infernal; todos hablaban a gritos, todos reían, unos silbaban, otros cantaban.

Hundió la cabeza en el vientre abierto, levantando sobre sus cuernos, como un harapo flácido, la mísera carroña, que esparcía en torno entrañas sueltas y excrementos. Cayó en el suelo el cadáver, quedando casi doblado, y el toro fue alejándose con paso indeciso.

La esposa o la desposada que nos burla habíase dicho a mismo se troca, al pronto, en nuestro peor enemigo; una vez descubierta no queda sino darle muerte sin piedad, y después olvidarla, olvidarla del todo, barrer del corazón hasta su nombre, inhumar su recuerdo como un harapo de pestífero. He ahí la vieja ley de la honra.

El bohemio de la luz y del espacio piaba como expresando la extrañeza que le producía ver allá abajo aquel pobre ser amarillento y flaco, estremeciéndose de frío en pleno verano, con unos cuantos pañuelos anudados a las sienes y un harapo de manta ceñido a los riñones.

Por fin se deshizo el grupo, la muleta quedó en el suelo como un harapo, y el lidiador, libres las manos, salió tambaleándose por el impulso del choque, hasta que algunos pasos más allá recobró el equilibrio. Su traje estaba en desorden; la corbata flotaba fuera del chaleco, enganchada y rota por uno de los cuernos. El toro siguió su carrera con la velocidad del primer impulso.