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Actualizado: 10 de mayo de 2025
Siempre el mismo ru, ru... ¡llega á marear! ¿No observas con qué gravedad murmura esta gran culebra?... Parece un maestro que nos está sermoneando, sin cansarse jamás de darnos consejos... Escucha ahora sin embargo... ¡Qué notas de flauta tan hermosas!... Ya vuelve al ru, ru... Otra vez la flauta... Parece que interrumpe su sermón para hacernos una caricia...
A un Gobierno, a quien tales y tan múltiples encargos se le confían, es menester habilitarle de muchísimo dinero, que él reparte después entre los que han de hacernos felices, dándonos salvación, ciencia, riqueza, sanidad, larga vida, agua, medios de locomoción y cuanto constituye nuestro bienestar y conveniencia.
Eres, por ejemplo, mentiroso. Los males que nazcan de tu pecado debes remediarlos hasta donde te sea posible y lícito, esto es, sin cometer pecado nuevo para remediar el antiguo. Dios, para hacernos patente la enormidad de nuestras culpas, consiente á veces en que nazcan de ellas males cuyos humanos remedios son peores.
Otras dos veces vamos á cruzar el Guadalquivir para hacernos cargo de Peñaflor y de Palma del Rio. Allí se veían en tiempo de Ambrosio de Morales las ruinas de la antigua ciudad y su famoso puerto. Hasta él, dice Estrabon, llegaban las naves cargadas de mercaderías.
¡Qué bien opinan los franceses, cuando dicen que pasados los Pirineos empieza el África! decía entre tanto a media voz Eloísa a Polo. Desde que ellos ocupan parte del litoral repuso este ya no lo dicen; sería hacernos demasiado favor. Eloísa sofocó una carcajada en su diminuto pañuelo guarnecido de encaje.
EL GRUESO ROMANO. ¡Tiene un talento este Escipión! ESCIPIÓN. Nuestras lindísimas raptoras porque parece que no somos nosotros quienes las hemos raptado, sino todo lo contrario . Nuestras lindísimas raptoras, digo, ocupadas en arañarse la cara con sus rosadas uñas o en tirarnos de los pelos o en hacernos cosquillas, no pueden oír nuestros argumentos.
No ciertamente. Luego una vez asegurados de que la Iglesia no nos engaña, poco importa que su enseñanza sea superior á nuestra inteligencia. Ninguna verdad podria subsistir, si bastasen á hacernos dudar de ella algunas dificultades que no alcanzásemos á desvanecer.
»Con estas voces quedamos todos confusos, y no sabíamos qué hacernos; pero, considerando que las voces del pastor habían de alborotar la tierra, y que la caballería de la costa había de venir luego a ver lo que era, acordamos que el renegado se desnudase las ropas del turco y se vistiese un gilecuelco o casaca de cautivo que uno de nosotros le dio luego, aunque se quedó en camisa; y así, encomendándonos a Dios, fuimos por el mismo camino que vimos que el pastor llevaba, esperando siempre cuándo había de dar sobre nosotros la caballería de la costa.
Y así llevamos siglos sin enterarnos de que en el mundo hay algo más que el amor; y hasta los más bobos empiezan a cansarse de tanto papel impreso y tantas salas iluminadas para hacernos conocer las angustias y conflictos de dos seres que quieren acostarse juntos y no encuentran el medio, o las crisis de alma de una señora que desea faltarle a su marido y no sabe cómo empezar... No; en el mundo, el amor no lo es todo.
La temperatura era grata y el paseo estaba muy lucido, como si aquella tarde se hubiesen citado allí las madrileñas más lindas y elegantes, al contrario de otros días, en que parece que se congregan las cursis y feas para amargarnos la vida, atormentarnos los ojos y hacernos dudar del Todopoderoso.
Palabra del Dia
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