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Actualizado: 25 de junio de 2025


AZUCENA. No... bastante lo he deseado, pero el sueño huye de mis ojos. MANRIQUE. ¿Tenéis frío tal vez? AZUCENA. No... te he oído suspirar a menudo... ven aquí... ¿Qué tienes? ¿Por qué no me confías todos tus padecimientos? ¿Por qué no los depositas en el seno de una madre? Porque yo soy tu madre, y te quiero como a mi vida. MANRIQUE. ¡Mis padecimientos!

Siempre creí continuó ella que este amigo ideal podía serlo usted, que parece tan bueno... Pero ¡ay! usted me detesta, usted huye de , creyéndome tal vez una mujer temible, como hay tantas en el mundo, cuando en realidad no soy mas que una infeliz.

Otra sombra negra y bruja, huye de la tribuna. ¡Señor capellán, por qué no está encendida la lámpara? Se habrá bebido el aceite alguna lechuza. Siento el volar de unas alas en esta oscuridad. Aquel ventanal tiene rotos los cristales, y como entra el viento pudo entrar la lechuza. Las alas que yo siento se abren dentro de . Avanzan las dos sombras hacia el presbiterio.

No os asuste la cara de mi compañero, que como dijo Horacio, foenum habet in cornu; pero es más inofensivo de lo que parece. No rebuznes tan fuerte, Colás, repuso el otro, que era enteco y alto. Si á citar vamos á Horacio, recuerda aquello de loquaces si sapiat... ó como diríamos en buen inglés, huye de los charlatanes como de la peste.

Cuando que quien me sigue tiene dudas de si soy yo ó no soy, procuro no desvanecerlas huyendo: quien huye teme. ¿Y vos no teméis? por cierto, y porque temo mucho, procuro que quien me sigue dude; dude hasta tal punto, que siga su camino creyendo que pierde el tiempo en seguirme. ¿No es vuestro esposo quien os sigue? Yo no soy casada. ¿Ni vuestro padre? Está sirviendo al rey fuera de España.

Y esta pobre continuó el médico prosigue la santa obra de la alegría. Cuando se ve sola, piensa en la otra, piensa en el oficial muerto, y huye en busca de los agonizantes, como si el dolor ajeno fuese su refugio. La sala de los incurables, de los que están condenados á morir, es su lugar preferido. Y canta, cuando minutos antes suspiraba á solas; ríe, con los ojos cargados aún de lágrimas.

Vuelve con las mismas facciones, el mismo aspecto y el mismo corazon, huye de los gusanos de la tumba y vuelve a aparecer en estos lugares: el que puso un termino a tus dias es quien te llama. ?Es la muerte la que veo? aun brillan los colores en sus megillas; pero reconozco demasiado que no son colores vivientes.

El doctor, que no la perdía de vista y la contemplaba fijamente, me indicó que tocase piano pianísimo; entonces reemplacé el vals por algunos acordes que poco a poco fueron apagándose hasta quedar extinguidos, como el lejano canto de un pájaro que huye cruzando el espacio, hacia lugares remotos.

Otra grande y aparatosa muestra, colgada más arriba, en el piso principal de la misma casa, decía: Eponina, modista. Como Isidora la mirase, díjole Miquis: «Huye de esas peligrosas alturas, y vuelve tus ojos al valle ameno que está abajo. ; Ahí viven Emilia y Juan. ¡Qué felices son! Pues en esa casa, en ese establecimiento salutífero vas a vivir desde mañana.

Si Caytano se huye, e que está mu castigao, el probesico ya se va pa Viyavieha como yo... Pero diga usté que , D. Luisito... cuando le sale un toro de verdá, ¡Caytano superió! Vamos, con Cayetano todavía transijo dijo Enrique.

Palabra del Dia

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