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Actualizado: 16 de junio de 2025


La ciudad se había ocultado, dejando en la memoria de todos una visión de blancas construcciones, altas palmeras, ensenadas azules bordeadas de jardines, rostros congestionados por el calor, ropas húmedas y sudorosas. La brisa del mar libre esparció su hálito vivificante por todo el buque.

Y Leonora seguía sus lecciones acariciada por las manos ardorosas y húmedas del viejo cantante, permaneciendo horas enteras a solas con él, gracias a la inmensa confianza del doctor, hasta que una tarde, en mitad de una romanza, el tembloroso sátiro que todo lo hacía por el arte, cayó sobre ella.

El sur de España parécese más á Marruecos que á Navarra; la Provenza á la Argelia más que al Delfinado; la Senegambia á las regiones del Amazonas más que al mar Rojo; y el Amazonas tiene más analogía con las húmedas regiones del Africa que con sus vecinas del dorso, Chile, el Perú, etc.

El castillo de aspecto monótono, con un tosco jardín, estaba casi siempre situado lejos, lo más lejos posible del mar, en algún sitio sin aire, privado de vista, rodeado de húmedas arboledas. Asimismo, el caserío inglés, perdido entre la sombra de copudos árboles y entre la pesada niebla, reflejaba con frecuencia su silueta en el fango de algún insalubre pantano.

En la cocina de Can Mallorquí, los pretendientes de Margalida formaban una masa de alpargatas enlodadas y cuerpos humeantes por la evaporación de sus ropas húmedas. Esta noche el cortejo sería más largo. Pep, con aire paternal, había permitido a los atlots que esperasen después de pasada la hora del galanteo. Sentía lástima por aquellos muchachos, obligados a caminar bajo la lluvia.

De las tiendas salían haces de luz que llegaban al arroyo iluminando las piedras húmedas cubiertas de lodo. Delante del escaparate de una confitería nueva, la más lujosa de Vetusta, un grupo de pillos de ocho a doce años discutían la calidad y el nombre de aquellas golosinas que no eran para ellos, y cuyas excelencias sólo podían apreciar por conjeturas.

Hojas había muy diferentes entre : unas, obscuras, en descomposición, vueltas ya casi mantillo: otras secas, quebradizas, encogidas; otras amarillas, o aun algo verdosas, húmedas todavía, con los jugos del tronco que las sustentara.

Fijábase en su color un tanto cobrizo; en el brillo de sus ojos abultados, de córneas húmedas y dulce humildad en las pupilas, ojos semejantes a los de los huanacos de las altiplanicies andinescas; en el negro intenso de sus pelos fuertes y duros, que los años no podían manchar de blanco.

Gritó el cochero desde el pescante. A Notre Dame, á Nuestra Señora, contesté desde dentro, é inmediatamente el carruaje comenzó su marcha. Hace media hora larga que atravesamos un verdadero laberinto de calles, unas espaciosas y claras, otras húmedas, estrechas y sombrías.

Los demarcadores últimos parece que creyeron que dichas tierras eran cálidas, húmedas, mal sanas, anegadizas é inútiles para criar ganados: pero los continuos esfuerzos de los Jesuitas para establecerse allí, y los muchos pueblos y reducciones que ha habido en ellas, y que se han abandonado, no por mala calidad de la tierra, sino por violencia y temor de los Paulistas, hacen formar mejores ideas.

Palabra del Dia

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