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Actualizado: 24 de mayo de 2025
El duque, guiado por el sonido, buscó entre la obscuridad y tropezó primero con un traje de brocado; luego con un hombro redondo que se retiró de una manera nerviosa, y al fin, con un brazo desnudo de una morbidez y una suavidad exquisitas, yendo á parar, por último, á una mano incomparable por su forma, pequeña, gruesecita, cuajada en los dedos de gruesos cintillos, que temblaba y estaba fría.
¡Dios sobre todo! murmuró, suspirando al pensar que tendría que habitar un pueblo de calles angostas y encontrarse con gente a cada paso. Siguió andando, guiado por el ladrido lejano de los perros. Ya divisaba próxima la vasta mole de los Pazos. El postigo debía estar abierto.
D. Jacinto de la Mota jamás fue hipócrita ni falso en sus devociones, ni en la austeridad de su vida. Educado severamente, muy correcto en todo y guiado por el santo temor de Dios, cumplía con sus deberes, sin el menor asomo de jactancia.
Había que apoderarse de las ruinas de una refinería de azúcar enfrente de la trinchera. Los alemanes habían sido expulsados por el cañoneo francés. Era necesario un reconocimiento, guiado por un hombre seguro. Y los jefes habían designado, como siempre, al sargento Desnoyers. Al romper el día, el pelotón había avanzado cautelosamente, sin encontrar obstáculo.
A los 19 años, guiado por Fernando M.ª Guerrero, comenzó a publicar versos, singularmente en "El Renacimiento". En tres meses compuso los materiales para su libro Bajo los cocoteros, impreso en 1911, cuando Recto frisaba con los 21 años. Luego se hizo abogado y le favoreció un acta de representante o diputado. Bufete y política le han apartado del ejercicio del Arte.
» Que se le debe dar la recompensa que le hemos ofrecido, y para ello no hay más remedio que confesar que nos habíamos perdido y que ella nos ha guiado hasta nuestra casa. » Sí, pero nos va a reñir dije yo. » Pero tanto ella como su hijo están hambrientos replicó Magdalena. ¿No vale más que nos riñan y que esos pobres coman? ¿No lo crees tú así también?
Así vagó Ulises sobre los océanos, como el rey de Itaca sobre el Mediterráneo, guiado por una fatalidad que lo alejaba de su patria con rudo empellón cada vez que se proponía regresar á ella. La vista de un buque anclado junto al suyo y próximo á partir con lejano destino era para él una tentación que le hacía olvidar la vuelta á España.
Yo que, guiado por el amor, había penetrado de golpe en lo más íntimo y profundo de aquella naturaleza ardorosa, perfumada, palpitante, dejando perderse en ella mi ser antiguo, grave y soñador, de hombre del Norte; yo, que aspiraba y recogía por todos los poros la vida andaluza, como si aquella fuese mi patria verdadera y a la cual fuera restituido después de muchos años de ausencia, me encontraba ahora despegado, solitario.
Subió nuevamente la orilla, y guiado por algunas luces que se movían en torno de un punto fijo de la montaña, encontrose pronto rodeado de una multitud de hombres sombríos y presa de profundo terror. De en medio de la multitud salió la niña, y tomándole de la mano, le condujo silenciosamente delante de lo que parecía ser un profundo boquete en la montaña.
Guiado por el buen hermano Gabriel, pudo Stein admirar aquella grandeza pasada, aquella ruina proscrita, aquel abandono que, a manera de cáncer, devoraba tantas maravillas; aquella destrucción que se apodera de un edificio vacío, aunque fuerte y sólido, como los gusanos toman posesión del cadáver de un hombre joven y robusto. Fray Gabriel no interrumpía las reflexiones del cirujano alemán.
Palabra del Dia
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