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Actualizado: 7 de junio de 2025


«Al lado de la enérgica vitalidad que en aquel fin de siglo mostraba la escultura, produciendo obras que antes ni después han sido igualadas en nuestro suelo, parecen pobre cosa los primeros conatos de la pintura, oscilante entre los ejemplos del arte germánico y los del italiano, y más floreciente en la corona de Aragón que en la de Castilla, como lo prueba la famosa Virgen de los Conselleres, de Luis Dalmau, memorable ensayo de imitación del primitivo naturalismo flamenco.

Pero se indignaba al considerar el desprecio con que el orgullo germánico trataba al pueblo ruso. ¿Dónde estaba, en los últimos cuarenta años de grandeza imperialista, la hegemonía intelectual de que alardeaban los alemanes?... Excelentes peones de la ciencia; sabios tenaces y de vista corta, confinado cada uno en su especialidad; benedictinos del laboratorio, que trabajaban mucho y acertaban algunas veces á través de enormes equivocaciones dadas como verdades por ser suyas: esto era todo.

A semejanza del antiguo Dios germánico, que era un caudillo militar, el Dios del Evangelio se veía adornado por los alemanes con lanza y escudo. El cristianismo en Berlín lleva casco y botas de montar. Dios se ve movilizado en estos momentos, lo mismo que Otto, Fritz y Franz, para que castigue á los enemigos del pueblo escogido.

Lo cierto es que así como a los Escipiones y a otros héroes de la antigua Roma, los apellidaron el Africano, el Numantino, el Británico y el Germánico, según la ciudad de que se habían apoderado o según la nación que habían subyugado, a ella, sin dejar de ser nunca el Sol de Tarifa, la apellidan la Gibraltareña, y como tal es famosa y celebrada en las cinco partes del mundo.

No quiero abusar de mi superioridad en este punto, y guardándome otras muchas citas históricas que mantengo de reserva en mi cartera, me contentaré con recordarle otro ejemplo del mismo género. ¿Quién sublevó el espíritu teutónico del nacionalismo germánico contra la intervencion napoleónica en Alemania? ¿Quién, sino la falange de poetas, á cuya cabeza se puso Koerner, el intrépido Tirteo del siglo XIX, que murió atravesado de una bala al frente de su Regimiento de Cazadores, entonando el himno marcial con que habia reclutado sus soldados? ¡Niegue ahora el poder de la poesía!

Finalmente, atacaría á la orgullosa Inglaterra, aislándola en su archipiélago, para que no estorbase más con su preponderancia el progreso germánico. Esta serie de rápidos golpes y victorias fulminantes sólo necesitaban para desarrollarse el curso de un verano. La caída de las hojas saludaría en el próximo otoño el triunfo definitivo de Alemania.

Un pueblo añadió sólo puede aspirar á grandes destinos si es fundamentalmente germánico. Cuanto menos germánico sea, menor resultará su civilización. Nosotros representamos la aristocracia de la humanidad, «la sal de la tierra», como dijo nuestro Guillermo. Argensola escuchaba con asombro estas afirmaciones orgullosas. Todos los grandes pueblos habían pasado por la fiebre del imperialismo.

Y la pobre señora quedaba aturdida por el relato que le iba haciendo de las fuerzas enormes de Alemania, con toda su autoridad de esposa de un gran patriota germánico y madre de un profesor casi célebre. Los millones de hombres surgían á raudales de su boca; luego desfilaban los cañones á millares, los morteros monstruosos, enormes como torres.

Al encontrar en las calles transeúntes de aspecto germánico, los miraba de frente con ojos de reto. ¿Sería alguno de ellos el encargado de matarle?... Luego seguía adelante, arrepentido de su provocación, seguro de que eran mercaderes de la América del Sur, boticarios ó empleados de Banco, indecisos entre volver á sus casas al otro lado del Océano ó esperar en Barcelona el triunfo siempre inmediato de su emperador.

El orígen de Mayenza data de ántes de la era cristiana, aunque, á decir verdad, esa ciudad fuerte ha sido tantas veces medio destruida y reconstruida, por causa de las luchas sucesivas de los bárbaros, del feudalismo primitivo, del imperio germánico y de las guerras europeas ó franco-alemanas, que casi no se puede fijar una fecha exacta para indicar la edad de la patria adoptiva de Guttemberg.

Palabra del Dia

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