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Actualizado: 3 de junio de 2025
Facundo, cubierto de gloria, mereciendo bien de la patria y con una credencial que acredita su comportación, vuelve a La Rioja y ostenta en los Llanos entre los gauchos los nuevos títulos que justifican el terror que ya empieza a inspirar su nombre, porque hay algo de imponente, algo que subyuga y domina en el premiado asesino de catorce hombres a la vez.
Los premios dados por el Gallego no eran gran cosa: un billete de veinte pesos, pañuelos de vistosos colores, un tarro de ginebra; pero los gauchos, orgullosos de sus espuelas, de su cinturón y de su cuchillo con mango de plata, venían á triunfar por el honor y la gloria, regresando á sus ranchos satisfechos de haber demostrado su guapeza ante los gringos trabajadores, incapaces de montar un caballo bravo.
Con todos trababa conversación; rasgo curioso: van generalmente descalzos, pero llevan en la cintura, a guisa de puñal, un par de alpargatas nuevecitas. Además, al flanco, la eterna peinilla, el facón de nuestros gauchos, hoja larga, chata y filosa.
El segundo, que es de la amistad, los habilita para que á su retirada á los toldos roben impunemente, como lo hacen con cuanto pueden abarcar sus fuerzas, y sin estrepito nos arrasan diariamente los campos, reduciendo á nuestros ganados y chacras del Salado á una miseria espantosa: sin que por esto dejen de reunirse en diferentes épocas del año varias tribus, para hacer cuantiosos robos, ojeando antes los rodeos que han de asaltar, asociados, ó talvez conducidos de nuestros transfugas gauchos desertores.
Su amigo experimentó una sensación igual de desagrado, y los dos dieron forma á su malestar, hasta convertirlo en un odio implacable contra los gauchos del Chaco. ¿Qué venían á hacer en Salta, donde no habían nacido?... ¿Por qué se atrevían á bailar con las mujeres del país?... Los dos sabían bien que estas mujeres bailaban con todo el mundo, y que las más de ellas no eran de la tierra.
En Buenos Aires, empero, el resultado es diverso: Lavalle, no obstante su valor, que ostenta en el Puente de Márquez y en todas partes; no obstante sus numerosas tropas de línea, sucumbe al fin de la campaña, encerrado en el recinto de la ciudad por los millares de gauchos que han aglomerado Rosas y López; y por un tratado que tiene al fin los efectos de una capitulación, se desnuda de la autoridad, y Rosas penetra en Buenos Aires. ¿Por qué es vencido Lavalle?
Un ligero ruido a la espalda de la columna y algunas risas ahogadas me hicieron saber que el chef acababa de caer, pero con felicidad. Acordándome de un consejo de nuestros gauchos cuando marchan por la pampa en las tinieblas de la noche, encargué a Mounsey no fumar y sobre todo no encender fósforos.
Iba a terminar la pieza, cuando de allá de la última fila de mirones y gauchos pobres salió una voz que dijo ¡barato! , mientras avanzaba a reemplazar al mocetón que parecía ceder su puesto de mala gana otro, que era su rival y que, aunque más despilchado, tenía la habilidad de cantar y no dejaba de ser famoso en el pago.
Y los gauchos al volverse A llorar entre sus ranchos, Espantaron los caranchos Que llegaban á escarbar: Y se apearon del caballo, Y con ademan contrito, Rezó cada uno el bendito Y volvieron á montar. De noche bajo de un árbol Dicen que brilla una bela, Y es tu ánima que vela, Santos Vega el Payador! ¡Ah! levanta de la tumba!
¡Pero hombre, parece mentira que con ese aspecto tremendón y esas barbas tengas miedo de tus hijastros! Es que no los conoces, Germán. ¡Mis hijastros son dos gauchos, dos leopardos! ¡Pero tú pareces un tigre! repuso riendo Reynoso. Mientras esto sucedía en las afueras del parque, dentro de él Tristán llevaba a cabo un gravísimo descubrimiento.
Palabra del Dia
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