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Actualizado: 10 de mayo de 2025
No había que pensar tampoco en defenderse. ¿Qué podían hacer los dos malos cañones del San Pablo contra las veinte carronadas de El Gavilán, que enseñaban sus gargantas amenazadoras?
Pasamos sin detenernos, entramos en las gargantas y pronto costeamos el Funza, que como el hilo de la virgen griega, nos guía por entre aquel laberinto de rocas, piedras sueltas ciclópeas, desfiladeros y riscos. El río Funza o Bogotá se forma en la sabana del mismo nombre de las vertientes de las montañas, y toma pronto caudal con la infinidad de afluentes que arrojan en él sus aguas.
Pues tratada en materia de afeites, cuervos entraban y les corregía las caras de manera que al entrar en sus casas, de puro blancas no las conocían sus maridos. Enlucía manos y gargantas como paredes, acicalaba dientes, arrancaba el vello; tenía un bebedizo que llamaba Herodes, porque con él mataba los niños en las barrigas, y hacía malparir y mal empreñar.
En los parapetos que cerraban por ambos lados la extensa plaza asomaban sus gargantas, sobre el puerto ó sobre el mar libre, otras piezas más modestas, pero igualmente enormes y vetustas. Las balas macizas de estos cañones formaban pirámides, y una vegetación parásita se había introducido entre las pelotas de hierro.
Se habían encendido todas las luces en el interior del buque; sonaba el piano del salón, y pasaban junto a las ventanas parejas de danzantes ganosos de aprovechar la inercia de la espera. El fumadero no tenía un asiento libre. Muchos sentían la necesidad de beber, para quitarse el mal sabor que la niebla dejaba en las gargantas. Los artistas de opereta aparecían con sus mejores trajes.
Ademas, no ha habido víctimas torunas ni caballunas en la plaza, y es raro que se cuenten hombres muertos ó heridos de gravedad, apesar del desórden que preside á las corridas y de los prodigios del aguardiente, la chicha y otros licores que corren á torrentes por millares de gargantas. En España los toros constituyen un drama crónico.
En las gargantas de los montes las crecidas y las inundaciones son aún más rápidas. Allí, el agua que cae de las nubes, chocando en las aristas de las piedras corre inmediatamente por los declives; de todos los pequeños regueros de los vallecillos, afluyen los hilos de agua y los torrentes para reunirse en enorme masa, en el gran receptáculo abierto al origen de casi todos los valles.
Sus pañuelos de cien colores agitándose producían mágico efecto en los ojos; pero sus rostros frescos de nieve y rosas y sus gargantas amasadas con puras natas hacían latir de felicidad el corazón. Colocaron á la novilla delante, la novilla ofrecida á la Virgen por el pueblo de Canzana. Era un hermoso animal de pelo rojo y brillante.
Yo no sé de dónde salían tantas guitarras; no pude comprender de qué estaban hechos aquellos cuerpos, tan incansables en el baile como en el ejercicio, ni de qué metal durísimo eran las gargantas, para ser tan constantes en el gritar y cantar.
Aquellos espíritus ascéticos no podían olvidarse de que era un día consagrado por las penitencias de Jesús en el desierto. En su consecuencia, las niñas que se acercaron al piano abstuviéronse de cantar el vals de La Bujía Elegante. Sus gargantas piadosas no modularon más que el Ave María de Schubert, la de Gounod y otras piezas donde se exhala el amor divino.
Palabra del Dia
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