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Actualizado: 18 de junio de 2025
El barón de Morel miró tranquilamente á uno y otro lado, y fijándose por último en un fornido caballero de poblada barba negra situado cerca de él y que se reía más ruidosamente que los demás, se dirigió á él y tocándole el brazo le dijo: Cuando hayáis acabado de reíros no me negaréis la merced de una breve entrevista, en lugar donde podamos entendernos cara á cara y espada en mano....
La cabeza pequeña y bien formada, de espeso cabello negro muy recortado, descansaba sobre un robusto cuello, blanco, de recios músculos, un cuello de atleta, proporcionado al tronco y extremidades del fornido canónigo, que hubiera sido en su aldea el mejor jugador de bolos, el mozo de más partido; y a lucir entallada levita, el más apuesto azotacalles de Vetusta.
Aquellos ojos negros velados por largas pestañas, aquel cabello encrespado, los rasgos pronunciados de su rostro trigueño, la anchura de su cuello y lo fornido de sus hombros acusaban sin ninguna duda el temperamento sanguíneo puro. En toda la comarca era temido por sus ímpetus y amado por su franqueza y generosidad. La vida de Pedro antes era la de un labrador bien acomodado.
Atendiendo a la figura de Cristo, pudiera creerse que el principal propósito del artista, ha sido hacer un estudio de desnudo de hombre, recio y fornido, pero la postura del niño, en cuya actitud y semblante hay verdadera y poética compasión, permite sospechar que sea un cuadro de encargo, inspirado por alguna familia piadosa.
Por él venía, descendiendo a saltos, un muchacho fornido, rechoncho, tan mal vestido como los demás, el cual a cada paso lanzaba una interjección y amenazaba con el puño.
Hullin era un hombre rechoncho y fornido, de ojos grises, labios gruesos, nariz corta, con una hendedura en la punta, y pobladas cejas canosas.
Veamos el tipo. Bindoy es un fornido muchachote de veinte años, su padre Cabezang Juan y su madre Cabezang María, son dos honrados seres que tienen cuatro cavanes de regadío, quinientos, cocos, algunas vacas y dos carabaos aradores que labran la tierra, en la que se levanta el hogar donde nació Bindoy.
Por cierto que no se explicaba mal ni dejaba de tener su lado interesante mi rudo interlocutor, en quien apenas me había fijado hasta entonces. Era un mocetón fornido, ancho y algo cuadrado de hombros; vestía pantalón azul con media remonta negra, sujeto a la cintura por un ceñidor morado; y sobre la camisa de escaso cuello, un «lástico» o chaquetón de bayeta roja.
Al fin, la condesa volvió la cara hacia Pedro y le dirigió una tierna sonrisa. Después aproximóse más á él y reclinó la cabeza sobre su fornido pecho, sin dejar de contemplar en silencio el espectáculo sublime de la Naturaleza. Mas en aquel instante escucharon pasos á su espalda y se volvieron con presteza. El señorito Octavio estaba delante de ellos.
Era un guerrero de gran talla y fornido cuerpo, con yelmo y armadura negros y escudo sin divisa, pues prohibían tenerla los estatutos de la orden teutónica á que pertenecía. Flotaba á su espalda amplio manto blanco que tenía bordada en su centro la cruz negra orillada de plata de aquella orden.
Palabra del Dia
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