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Actualizado: 1 de junio de 2025


No, señora: allí estaba ese caballero tan fino que la acompaña algunas mañanas; ese que es de la familia de los Delgados, paisanos de usted. Ya... Frasquito Ponte. Figúrate si lo conoceré. Es de mi tierra, o de Algeciras, que viene a ser lo mismo.

13 y en medio de los siete candeleros, uno semejante al Hijo de hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por los pechos con una cinta de oro. 14 Y su cabeza y sus cabellos eran blancos como la lana blanca, como la nieve; y sus ojos como llama de fuego; 15 y sus pies semejantes al latón fino, ardientes como en un horno; y su voz como ruido de muchas aguas.

El uno era pequeño y nervioso, hablaba con vivacidad, poniendo toda su persona en movimiento, de aspecto alegre y fino; el otro, alto, frío, era infinitamente más elegante. Cuando se aproximaron para saludar a las jóvenes, todas ellas los recibieron con el aire de contento que se demuestra al ver llegar al fin a quienes se espera.

En un cuadro de su maestro Verrocchio pintó un ángel de tanta hermosura que el maestro, desconsolado de verse inferior al discípulo, dejó para siempre su arte. Cuando Leonardo llegó a los años mayores era la admiración del mundo, por su poder como arquitecto e ingeniero, y como músico y pintor. Guercino a los diez años adornó con una virgen de fino dibujo la fachada de su casa.

Tía Pepa observaba en mi rostro el efecto que me causaba aquella conversación. Angelina me vió, como diciéndome con los ojos: Y ¿qué dices? Cayóme en gracia el viejecito. Fino, afable, cortés, jovial, sin llanezas ni bromas de mal gusto, de fácil palabra y amena conversación, el P. Herrera, a pesar de sus años, parecía un mozo por la frescura de sentimientos.

En esto ha de demostrar su habilidad, su fino tacto, sus recursos de dama de mundo. El fracaso de una señorita en un baile recae siempre sobre la dama que ofrece la fiesta. A este respecto contaré un triste episodio ocurrido no hace muchos años a una amiga mía, perteneciente a una de nuestras primeras familias. Mi amiga era linda, inteligente, discreta.

Ella decía que era como una hermana que, después de largos años de ausencia, vuelve a ver a su hermano; pero él entendía que la suposición hubiera estado mejor hecha figurando ella como madre y él como hijo. La verdad era, que si bien el Vizconde tenía más de cincuenta años, estaba tan bien, que parecía un muchacho, un buen mozo, atildado, gallardo y fino.

He oído decir que las verdaderas damas de Oriente y del Norte, mucho más delicadas que las palurdas cubiertas de riquezas, evitaban el contacto abrasador del diamante, no permitiendo que tocara su fino cutis más que la suave perla. Realmente, el brillo del diamante perjudica al resplandor del amor.

Por donde puedes ver, y quán de veras, Mi sabrosa, que no es del todo fino El oro que os guarnece las hileras. Esto el gracioso dixo mesurado, Y la mozuela no mudó el semblante; Antes, siguiendo al cómico Senado, En alta voz le victoreó al instante.

Hijos del anima mia, Con qué os podré sustentar, Si apenas tengo que os dar De la propia carne mia? O hambre terrible y fuerte, Cómo me acabas la vida! O guerra, solo venida Para causarme la muerte! Madre mia, que me fino, Aguijemos á do vamos, Que parece que alargamos La hambre con el camino. Hijo, cerca está la casa Adonde echarémos luego En mitad del vivo fuego El peso que te embaraza.

Palabra del Dia

vorsado

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