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Actualizado: 15 de junio de 2025
Carmen veía cómo el cielo todo bajaba a su corazón confiado y noble; veía cómo era verdad que había en el mundo amor y ventura. Fué aquel un idilio intenso, ferviente, vibrante, erigido en una hora de gloria humana, en que todas las ilusiones de Carmen florecieron con divinas rosas.... Una cosa acre, fría, inclemente, rodó encima de aquel himno armonioso. Era la voz de Narcisa que pedía la cena.
Pidiósela un día un clérigo, pobremente vestido, y Lope se despojó de sus ropas y se las dió, así como su sombrero, viéndose obligado á ir con la cabeza descubierta, no teniendo otro á mano para reemplazarlo. Su piedad era tan ferviente como sincera.
No en vano fueron por ignotos mares de Hispania las veloces carabelas, en comunión ferviente con la Audacia y los altos designios de la Idea; no en vano los Cortés y los Balboa desafiaron el hambre y las tormentas, y sus bridones épicos midieron las pampas infinitas de la América; no en vano sobre el pico de los Andes, dueña del mundo, flameó tu enseña, tan amplia que cubrió dos continentes, tan gloriosa, tan noble y tan excelsa; no en vano, por tres siglos, tus ejércitos han levantado en mi solar sus tiendas, y vieron el prodigio de mis lagos y de mis bellas noches el poema; no en vano en nuestras almas imprimistes de tus virtudes la radiosa estela, y gallardos enjoyan tus rosales plenos de aroma las nativas sendas: tu imperio espiritual vive y perdura, y extiende su simbólica cadena del Pirene a los Andes y al Carballo, y en un abrazo inmenso los estrecha.
Su vida era un río turbio, monótono, sin brillantez ni belleza, deslizándose sordamente como el Júcar en invierno. Al repasar su existencia, la resumía en pocas palabras. Se había casado; Remedios era su mujer, don Matías su suegro. Era rico, disponía por completo de una gran fortuna, mandando despóticamente sobre el rudo padre de su esposa, el más ferviente de sus admiradores.
Yo confío tanto en el fino gusto de mi sobrina dijo el Comendador, que dudo de que se equivoque, por ferviente que sea la amistad que V. le inspire. Casi estoy convencido de que los versos serán buenos. Vamos, recítelos V., D. Carlos. No sé cuáles recitar que cansen menos, y que á V. que me fía, y á mí que soy el autor, nos dejen airosos.
Por naturaleza Rafaela es leal, sincera y agradecida. Ni quiere mentir ni pagar los beneficios con ofensas. El afecto y la gratitud que muestra al Sr. de Figueredo, no pueden ser más verdaderos. Están además sancionados y como santificados por las creencias religiosas. Rafaela es católica ferviente.
Y de nuevo tornó a maravillarse, porque la sangre entera de Lilí afluyó entonces a su rostro, un temblor nervioso agitó sus manitas, y levantó los ojos hacia su madre, rebosando anhelo comprimido, esperanza dulcísima de oír lo que era sin duda su más ferviente deseo.
En los momentos de penuria le salvaba su amistad con una condesa vieja y legitimista que le invitaba a pasar algunos días en su castillo, presentando el seminarista belicoso a su tertulia de gentes graves y piadosas como si fuese un cruzado de regreso de Palestina. El deseo ferviente de Gabriel era ir a París. Su vida en Francia había cambiado radicalmente sus ideas.
En un drama de Antonio Enríquez Gómez, titulado Engañar para reinar, se desenvuelve la máxima de que, para la consecución del poder, son lícitas las intrigas y engaños más groseros, pareciendo deducirse la consecuencia peligrosa de que, para la satisfacción de las pasiones, no ya sólo del amor, sino también de los celos y de la venganza, todos los medios son buenos; pero en cuanto al amor, es preciso confesar que, por lo común, se considera como un afecto ferviente, no como un capricho frívolo.
Era un polaticómano ferviente, y en Zaragoza se había distinguido por sus elocuentes arengas en los clubs, que le habían dado mucha celebridad; en sus conversaciones privadas se expresaba también con mucho entusiasmo y corrección pero esta vez de todo hablaba menos de política.
Palabra del Dia
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