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Actualizado: 10 de julio de 2025
Y la ferocidad que el ejército ha ganado por un lado la pierde inmediatamente por otro, viniendo abajo de esta suerte la obra paternal de la Administración. Antes de dar por terminado este artículo, necesito delatar a la Corporación municipal un abuso que redunda en menoscabo del país y descrédito de la importante institución en que me estoy ocupando.
El Capellanet envidiaba a don Jaime. ¡No tener él un enemigo que viniera a aucarlo allí durante la noche!... Mientras el Ferrer aullase emboscado, con la vista fija en la escalera, él descendería por la ventana, a espaldas de la torre, y dando la vuelta silenciosamente, cazaría al cazador. ¡Qué golpe!... Reía con salvaje complacencia, y en sus labios de rojo obscuro parecía despertar temblona la ferocidad de los gloriosos abuelos, que habían considerado la caza del hombre como el más noble de los ejercicios.
Dormía en un rico sepulcro de mármol, brillante y pulido por los años, con un color suave de caramelo. La mano invisible de los siglos había frotado el rostro de la estatua yacente, aplastando la nariz y dando al belicoso cardenal una expresión de ferocidad mongólica. Cuatro leones velaban los restos del prelado. Todo en él era extraordinario y aventurero: hasta la muerte.
Yo no soy un hombre: las enfermedades de la miseria y la ferocidad de mis semejantes han quebrantado mi organismo. Apenas si logro sostener mi vida y no puedo darla a otro ser. Tú llevas en la sangre el veneno de una civilización viciada. Un hijo de tus entrañas sería un mísero engendro, con los huesos cariados y las venas llenas de podredumbre.
La ferocidad igualitaria no ha manifestado sus violencias en el desenvolvimiento democrático de nuestro siglo, ni se ha opuesto en formas brutales a la serenidad y la independencia de la cultura intelectual.
En mí se han contraído y achicado todos los afectos, para dejar espacio únicamente al de la paternidad, que me ocupa por entero... Usted, Fernando, no sabe lo que es el sentimiento paternal y hasta dónde llega su santa ferocidad. «Perezca el mundo y sálvese la carne de mi carne.» No tanto dijo Ojeda ; no exagere usted.
Esta criatura, hija de un acróbata de baja esfera, y sumergida en el fango, no dejaba por esto de poseer la belleza pura y fresca del lirio. Pálida, delgada, elegante, de una perfección plástica, de una depravación singular, a la que unía la ferocidad anglo-sajona, reunía, pues, todas las cualidades apropiadas para subyugar a un hombre como el señor de Maurescamp.
Con mensurado tono y severidad paterna contestó entonces el sabio Mentor al joven Telémaco, enterándole del regalo hecho por mademoiselle de Sirop a la kermesse, del justo enojo de Currita al recibir aquel ultraje, que revelaba la traición del amigo íntimo a quien tantos beneficios había prodigado, y de la ferocidad con que las lenguas murmuradoras se habían echado sobre la aventura, comentándola y riéndola a mandíbula batiente.
Las bofetadas se sucedían a las bofetadas, los porrazos a los porrazos. De cada golpe se inflaba un carrillo. Trabados al fin de manos y brazos, cayeron rodando. Zarapicos debajo, Pecado encima. Pecado vencía, y machacó sobre su víctima con ferocidad. El niño rabioso supera en barbarie al hombre. ¿Habéis visto reñir a dos pájaros? El tigre es un animal blando al lado de ellos.
Y al decir esto miró al vendedor con tanta indignación como si fuese un enemigo del sosiego público; pero el palurdo, inmóvil y con las manos metidas en la faja, no se dignó reparar en la ferocidad agresiva del avaro. Además continuó don Juan , ¿para qué quiero yo eso?
Palabra del Dia
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