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Actualizado: 2 de mayo de 2025
«Cosmopolita cifra que concreta «Las utopias doradas del poeta «Y el ideal del genio pensador; «Efluvio poderoso de otros mundos, «Que haces brotar los gérmenes fecundos «En el limbo del surco de labor.
Hé aquí hechos de conciencia; combínese uno cualquiera de ellos con el principio de contradiccion, y lo que antes eran intuiciones estériles, se desenvuelven en raciocinios fecundos que se dilatan á un tiempo por el mundo de las ideas y el de la realidad.
Si fuese posible acantonar definitivamente los productos por provincias, dejando, por ejemplo, á la industria de los altos llanos de Bolivia, en los departamentos de La-Paz, de Oruro y de Potosí la fabricacion de los tejidos de lana y la cria de ganado lanar; á las provincias de Chiquitos y de Moxos los tejidos de algodon; á las provincias de Yungas y de Muñecas el cultivo de la coca; á los valles templados de Sicasica, de Apupaya, de Cochabamba y de Chuquisaca la siembra del trigo, el fomento de los gusanos de la seda y la plantacion de viñas; á Santa-Cruz de la Sierra, á Moxos y á Chiquitos la cría de toda especie de ganados y el cultivo de la caña de azúcar; finalmente, á Caupolican la cascarilla y los cacahuales, se obligarla, por decirlo así, á sus respectivos habitantes á un tráfico interior, ó comercio mutuo de esportacion, que haria cundir por todas partes, al mismo tiempo que la riqueza, los gérmenes fecundos de la civilizacion.
Aunque, atendidas las anteriores razones, se reduzca á suma más moderada el número de las comedias de Lope, de la que suele decirse vulgarmente, resultarán siempre unas mil quinientas, escritas por él sin género alguno de duda, y sin mencionar los autos y piezas pequeñas, lo cual basta de seguro para calificarlo de poeta mucho más fecundo que todos los demás dramáticos, y hasta podría sostenerse que los escritores dramáticos más fecundos de las demás naciones, no llegan, con todas sus obras, al tercio siquiera de las suyas.
Durante algunos siglos, tal vez se pudo imaginar que la luz del saber iba á extinguirse entre los pueblos cristianos y á resplandecer entre los muslimes, y que éstos llevaban la delantera en el camino del progreso: pero, en el seno tenebroso de la barbarie europea, en medio de las ruinas del Imperio de Occidente, de donde surgieron nuevos Estados, compuestos de una inerme y abyecta grey, oprimida por una casta superior, ignorante y belicosa, había gérmenes tan fecundos, que de ellos brotó esta civilización más alta, que dura aún, que ha llegado á maravilloso desenvolvimiento, y que es de esperar que ya nunca muera, á pesar de las extrañas enfermedades que suelen atacarla cuando más se ufana y se engríe con sus triunfos y su gloria.
Y así Juan Jerez, a quien la Naturaleza había puesto aquella coraza de luz con que reviste a los amigos de los hombres, vino, por esas preocupaciones legendarias que desfloran y tuercen la vida de las generaciones nuevas en nuestros países, a pasar, entre lances de curia que a veces le hacían sentir ansias y vuelcos, los años más hermosos de una juventud sazonada e impaciente, que veía en las desigualdades de la fortuna, en la miseria de los infelices, en los esfuerzos estériles de una minoría viciada por crear pueblos sanos y fecundos, de soledades tan ricas como desiertas, de poblaciones cuantiosas de indios míseros, objeto más digno que las controversias forenses del esfuerzo y calor de un corazón noble y viril.
Y cosa extraña y que entristece! esos admirables puentes colgantes no son otra cosa que plagios fecundos que el ingeniero de Europa hace de los puentes que nuestros indígenas inventaron hace siglos.
De estos, apenas la milésima parte de su fuerza es empleada por la industria; sus aguas, en vez de ramificarse por los campos en canales fecundos, son, al contrario, encajonadas en diques laterales y detenidas inútilmente en su cauce.
Pronto anidaron en aquellas almas, presas bajo inquietas pesadumbres, anhelos como antojos iniciales; pronto gimieron las nativas palmas al soplo que traía de las cumbres el polen de fecundos ideales.
Cada trimestre ingresaban en su oficina cantidades enormes que iban á quedar luego inmóviles en los Bancos. Los canales avanzaban sus tentáculos por la antigua cuenca del río Negro, convirtiendo todos los años tierras areniscas en campos fecundos; y esto atraía incesantemente á nuevos emigrantes, doblando ó triplicando los ingresos de la sociedad.
Palabra del Dia
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