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Actualizado: 9 de julio de 2025
"La mente del Exmo. Señor Virey no debemos persuadirnos que sea precisamente el que V.S. se presente en Chuquisaca, habiendo primero urgencia de mayor atencion que remediar: pues para estos casos, que son los no prevenidos, consideramos le dé á V.S. las facultades necesarias para operar segun su sabio conocimiento y pericia militar tuviese por conveniente.
Otro Nuezvana fue obispo y dio lustre con sus austeras virtudes a la iglesia naciente de Chuquisaca. Oidor de Charcas fue otro Nuezvana. Ignoro lo que oiría en Charcas este oidor. La fama de los Ponces y de los Ebros data aún' de más antiguo. Uno de los Ponces vino de piloto en la expedición de don Pedro de Mendoza.
La ilustrada ciudad de Chuquisaca ó La-Plata, circundada de montañas y de campos cultivados, ofrece enteramente la misma temperatura de la Provenza, en Francia, y podria producir los mismos frutos.
Llevaba muy mal la piedad de los españoles que la codicia destruyese y acabase aquellos pueblos é infamase el buen nombre de la nación, y no menos se sentía la fe de que tales maldades de los suyos la desacreditasen ó hiciesen sumamente abominable con todas aquellas naciones; pero por no romper á las claras con aquellos mercaderes y alborotar la provincia, no se atrevían los Regidores á reclamar en Tribunal Supremo; hasta que los años pasados, estimulados de nuestros misioneros, de los Moxos y de los Chiquitos, se quejaron gravemente en la Real Audiencia de Chuquisaca, pero por haber ido á defender mercancías tan inícuas en la Audiencia cierta persona de mucha autoridad y juntamente muy rica y poderosa, aquel sapientísimo Senado, temeroso de alguna revolución en la provincia, tuvo por consejo más acertado remitir toda la causa al Príncipe de Santo Bonol Virey y Capitán general de estos Reinos de Perú, quien con cristiana piedad despachó rigurosas provisiones, so pena de perdimiento de bienes y destierro del país, á cualquiera que osase comprar y vender á los indios: y al Gobernador que lo permitiese, condenó en privavación de oficio y multó en doce mil pesos para el Fisco Real.
Y las voces seguirían: «has venido aquí por dorar con los nuestros tu apellido oscurísimo; te has casado con Carlitos para apoderarte de «Los Chajales» y de toda la fortuna que nosotros legamos a nuestros descendientes; tú no estás enamorada de Carlitos, sino de sus tesoros: ¡eres una pérfida, una ambiciosa vulgar, una mujer despreciable, indigna de llevar nuestro nombre hidalgo y heroico!». ¡Ay, qué miedo, sobre todo cuando me mirara monseñor Nuezvana, el obispo de Chuquisaca, y me amenazara con el infierno, bien merecido por cierto!
Si me son familiares todos los detalles concernientes á las provincias de Moxos, Chiquitos, Santa-Cruz-de-la-Sierra y Yuracáres, estoy bien léjos de poseer todos los datos que yo quisiera sobre los departamentos de Chuquisaca, de La-Paz, de cochabamba, de Potosí, de Oruro y de Tarija.
Yo vide en Chuquisaca alborotada La cosa, y el Audiencia despachando A Lima ván correos; resguardada La costa, presto fué gente juntando, El Conde del Villar, de mano armada, Con muchas prevenciones, procurando Guardar al gran Señor su tierra sana, Aunque venga la Reina Luterana.
El 17 de noviembre de 1832, á los cincuenta dias de permanencia en esta ciudad hospitalaria, me separé de ella penetrado de reconocimiento por los muchos favores de que sus habitantes me habian colmado. Dirigíme de nuevo á las montañas, y trepando hasta Samaypata me encaminé á Chuquisaca, que distaba ciento catorce leguas.
Yo he estado en América, señores; me he batido en aquellos colosales combates de Chuquisaca y Cochabamba, y puedo decir que nada nos consolaba de nuestras privaciones y trabajos como hablar de la Constitución, pensar en ella y poder escribirla en nuestras banderas para hacer doblar la rodilla a los indios más bravos.
Mariano Moreno, el alma de la revolución de Mayo, era doctor en teología de la Universidad de Chuquisaca, como Voltaire era discípulo de los jesuítas, porque la misma educación calculada para atrofiar las alas del espíritu, fracasa en las inteligencias descollantes no habiendo procedimiento que valga para transformar los cóndores y las águilas en aves de corral.
Palabra del Dia
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