United States or Samoa ? Vote for the TOP Country of the Week !


La baronesa había visto con muy malos ojos la partida del pintor, por cuanto así se aplazaba indefinidamente la terminación de su retrato, de que ella, a justo título, se sentía no sólo cumplidamente satisfecha, sino hasta orgullosa, porque en él se veía, cual si se mirara en su espejo, con un no sabía qué de algo más que ese pícaro espejo le rehusaba obstinadamente, habiendo tenido el artista la galante condescendencia de otorgárselo.

36 entonces el sacerdote la mirará; y si la tiña hubiere cundido en la piel, no busque el sacerdote el pelo rubio, es inmundo. 38 Asimismo el hombre o mujer, cuando en la piel de su carne tuviere manchas, manchas blancas, 39 el sacerdote mirará: y si en la piel de su carne parecieren manchas blancas algo oscurecidas, es empeine que brotó en la piel, está limpia la persona.

"Paréceme, señor -le dije yo- que en eso no mirara, mayormente con mis mayores que yo y que tienen más." "Eres mochacho -me respondió- y no sientes las cosas de la honra, en que el día de hoy está todo el caudal de los hombres de bien.

En esto llegó de Trípol Dragut con sus galeras, y determinóse el Bajá á echar gente en tierra, y envió á Monsalve, uno de los que se habían preso en las galeras, con una carta suya para D. Alvaro; pero no la quiso tomar ni ver: trató mal de palabra al Monsalve, y dijo que si no mirara al amistad que tenía con el Capitán Monsalve su hermano, le hiciera un castigo ejemplar, y así le invió luego con su carta diciéndole que dijese al Bajá que pues Dios les había dado una tan gran vitoria en mar, sin pelear, que viniese á probar su ventura en tierra.

Y las voces seguirían: «has venido aquí por dorar con los nuestros tu apellido oscurísimo; te has casado con Carlitos para apoderarte de «Los Chajales» y de toda la fortuna que nosotros legamos a nuestros descendientes; no estás enamorada de Carlitos, sino de sus tesoros: ¡eres una pérfida, una ambiciosa vulgar, una mujer despreciable, indigna de llevar nuestro nombre hidalgo y heroico!». ¡Ay, qué miedo, sobre todo cuando me mirara monseñor Nuezvana, el obispo de Chuquisaca, y me amenazara con el infierno, bien merecido por cierto!

Ahora me dije, él se le acercará, le tomará la mano y la mirará por largo rato en los ojos. ¿Me amas siempre? le preguntará, y ella, ruborizándose, con una mirada húmeda, se dejará caer sobre su pecho. Cerré los ojos y suspiré.

Parecíale estar en la casa maldita, en la cueva, que decía misia Gregoria, acompañando a la hacendosa tía Silda, ayudándola a preparar la cena, o a limpiar, o a zurcir; y cuando llegara el tío del Ministerio y el primito de la Bolsa, con qué gusto se sentaría a la mesa, en tan amable compañía, feliz de verlo todo en regla, el mantel planchadito, los vasos bruñidos, los cubiertos lucientes como plata de veras, ¡feliz de que la tía la mirara con complacencia, convencida ya de que ella, aunque Esteven, no era ni mala ni torpe! ¡feliz de estar cerca del primo, y poder reanudar el coloquio del baile, sin censura ni anatema!

Como al andar enfrascado en estas reflexiones le mirara yo de arriba abajo con mal disimulada curiosidad, notóla él y me dijo sonriéndose: No crea usted, amigo mío, que me he vestido estos atalajes señoriles para que se vea que los tengo. No llegan a tanto mis flaquezas de infanzón sin privilegios. Neluco lo sabe bien.

2 Esta será la ley del leproso cuando se limpiare: Será traído al sacerdote. 3 Y el sacerdote saldrá fuera del real; y mirará el sacerdote, y viendo que está sana la llaga de la lepra del leproso, 4 el sacerdote mandará luego que se tomen para el que se purifica dos avecillas vivas, limpias, y palo de cedro, y grana, e hisopo;

Pero no esté usted más tiempo aquí dijo Clara. ¿Cómo quiere usted convencerme de que se interesa por , si precisamente estando aquí me prueba lo contrario? Si él viene y le encuentra en la casa.... No dirá nada. Ese hombre es tan miserable, que no le importa ni la felicidad ni el honor de usted: todo lo mirará con indiferencia. A usted no le queda más amparo que yo.