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Actualizado: 2 de mayo de 2025
Una de ellas es gótica, otra greco-romana; mas producen ambas la misma impresion, admiran todas por la magestad de sus líneas y la grandiosidad de sus formas. Los reinos de Córdoba y Sevilla no son tan fecundos en obras monumentales como otras provincias; mas hasta en pueblos de segundo orden ofrecen páginas notables.
Verdad es que los historiadores de la literatura han introducido la costumbre de mirar á Calderón y á Lope como á los principales representantes del drama español, y como si su importancia fuese tan grande en el teatro de su país como la de Shakespeare en el inglés; pero cuando se estudian á fondo, se conoce que no son superiores á los demás en la desproporción inmensa que el poeta inglés, y que á su lado, y no en lugar inferior, puede colocarse un número considerable de poetas, tan dignos, tan fecundos y excelentes.
Si tratan una cuestion difícil y complicada, la simplifican y allanan tomando un punto de vista elevado, fijando una idea principal que comunica luz á todas las otras; si se proponen contestar á una dificultad, señalan la raíz del error, y destruyen con una palabra toda la ilusion del sofisma; si emplean la síntesis, aciertan desde luego en el principio que ha de servir de base, y de un rasgo trazan el camino que se ha de seguir para llegar al resultado que se desea; si se valen del análisis atinan en el punto por donde debe empezar la descomposicion, en el resorte oculto, y de un golpe por decirlo asi, nos abren el objeto, nos ponen de manifiesto sus interioridades mas recónditas; si se trata de una invencion, mientras los demás están buscando acá y acullá, ellos hieren el suelo con el pie, y dicen «el tesoro está aquí.» Nada de dilatados raciocinios; nada de rodeos: pocos pensamientos, pero fecundos: pocas palabras, pero en cada una de ellas engastada una perla de inmenso valor.
Las Andalucías terminaban para mí, y al dejar ese país de fecundos recuerdos, de actividad y pasiones ardientes, de amor, de arte, de poesía y de costumbres tan especiales y encantadoras, sentí una positiva tristeza, como si al salir de la Sierra-Morena hubiese de dejar de sentir las palpitaciones del corazon de España.
Se ha observado más de una vez que las grandes evoluciones de la historia, las grandes épocas, los períodos más luminosos y fecundos en el desenvolvimiento de la humanidad, son casi siempre la resultante de dos fuerzas distintas y co-actuales, que mantienen, por los concertados impulsos de su oposición, el interés y el estímulo de la vida, los cuales desaparecerían, agotados, en la quietud de una unidad absoluta.
Preciso es, pues, compensar esto multiplicando la vida. En tierra, creamos, defendemos los rebaños, hacemos multiplicar muchos seres que no nacerían, serían menos fecundos ó perecerían jóvenes, devorados por las bestias feroces. Es una especie de derecho que sobre ellos tenemos.
Apenas le doy las buenas noches y me nace un hijo mas. ¡Somos tan fecundos!... pero somos pobres, y el temor de los hijos nos condena á una especie de divorcio íntimo. Aquel hombre sincero, al hablar con esa candidez, trazaba en cierto modo la historia del hogar del pueblo pobre.... ¿Hay drama del corazón tan sublime como el del amor que se defiende de sí mismo, luchando bajo formas diferentes?
Emancipados ya de la silla de Oriente los que aqui vivian, sentian mas que nunca la necesidad de recordar los templos y lugares en que estaban vinculados los recuerdos de Mahoma; suspiraban por no poder visitar Zahara, Meca, Medina, todos esos pueblos en que empezó á constituirse su nacionalidad y su independencia; no deseaban mas que ver reproducida de algun modo en Occidente la memoria de los hechos consignados alli en el pavimento de sus mezquitas, en las piedras de sus muros y en las praderas de sus fecundos valles.
En aquella labor se emplean sirviéndoles, varones eminentísimos en las artes de la paz y de la guerra: grandes capitanes, aventureros audaces, navegantes y misioneros, astutos hombres de Estado, sabios jurisconsultos y teólogos; y, por último, para que la elegante brillantez corriese parejas con el encumbramiento político, gloriosos y fecundos poetas e inspirados artistas.
Entonces, ya no hay la intuicion de lo extenso, hay la percepcion de la extension en sí; entonces, comienza la reflexion sobre la idea, y su consiguiente descomposicion; de lo cual brotan como fecundos gérmenes algunos principios, que se desarrollan hasta lo infinito, formando ese inmenso árbol de ciencia que se apellida geometría.
Palabra del Dia
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