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Actualizado: 4 de junio de 2025
Sólo una luz incierta, vaga, errante, que bien podía ser una estrella, pero que tenía más trazas de engañoso fuego fatuo, iluminaba de vez en cuando el vacío y obscuro espacio de su cielo. Poldy acababa además de cumplir veintinueve años.
Así se ve que el valor de este mineral es indudable y que es una fuente de riqueza poderosa para Venezuela. Dicen algunos investigadores que el "fuego fatuo," que se ve con mucha frecuencia en Venezuela, es indicio de vastos depósitos subterráneos de asfalto. Además parece indicarlo la formación ígnea del terreno.
Hacia la mitad del siglo XVII se distinguieron las obras dramáticas del teatro español con nombres diversos, no usados en tiempo de Lope de Vega; tales son: Las comedias de figurón, palabra que indica aquellas comedias, en las cuales aparece un personaje ridículo y exagerado, generalmente algún fatuo presuntuoso y bien educado.
Después de una larga pausa, Leonora pareció reponerse de aquella impresión y acabó riendo ante el aspecto avergonzado del joven. ¡Pero qué niño este!... ¿Es manera de despedirse de los amigos la que usted usa?... Tonto, fatuo; ¡cuán poco me conoce usted!
La prueba está en que las has visto muchas veces, sin decirla a la pobre una palabra. Vamos, muchacha, no digas tonterías. ¿Es que habéis bebido esta tarde?... Tú eres un orgulloso, Isidro continuó la máscara, hablando con precipitación, como si temiese que lo faltara el ánimo antes de acabar ; tú eres un fatuo, que, admirado de tu importancia, no te fijas en nadie.
Dorrego había prometido a los caudillos y pueblos todo cuanto podía afianzar la perpetuidad de los unos y favorecer los intereses de los otros; elevado, empero, al Gobierno, ¿qué nos importa, decía allá en sus círculos, que los tiranuelos despoticen a esos pueblos? ¿Qué valen para nosotros 4.000 pesos anuales dados a López y 18.000 a Quiroga, para nosotros, que tenemos el puerto y la Aduana que nos produce millón y medio, que el fatuo Rivadavia quería convertir en rentas nacionales?
¿Cómo podia ménos de cometer grandes yerros un hombre tan fatuo? y de esa clase hay muchos, por mas que no siempre llegue la fatuidad á una exageracion tan repugnante.
Esta cultura es una tiniebla iluminada por un fuego fátuo; es una sombra herida exteriormente por una luz que viene de abajo, que no viene de arriba, que alumbra por fuera, que no alumbra por dentro.
Otras veces, por el contrario, su ánimo daba un vuelco repentino, al recordar, ante aquel aniquilamiento de todos los afanes del hombre bajo una piedra roída, las palabras de su madre y del monje franciscano sobre la vanidad y la ambición. Pensaba entonces que él mismo no era sino un fuego fatuo escapado de aquellos huesos ancestrales y destinado a vagar un instante en la noche del mundo.
El señor D'Orsel nos trataba a todos como a niños, incluyendo a su hija mayor, a la cual rejuvenecía por un cálculo de ternura complaciéndose en aplicarle nombres que recordaban el convento. La entrada del señor De Nièvres fue más fría y la vista de aquel cuatuor íntimo pareció causarle un efecto muy opuesto. No sé si fue realidad o aprensión, pero me pareció hallarle fatuo, seco, hiriente. Su conversación me desagradó. Con la corbata un poco alta, su vestido irreprochable, con un aire especial de hombre en traje de etiqueta que acaba de ofrecer una fiesta y se siente dueño de su casa, se parecía poco al cazador amable y sencillo que había sido mi huésped en Trembles; pareciome también que Magdalena, con el deslumbrante broche que llevaba sobre el pecho, con la cabellera salpicada de diamantes, no se asemejaba a la modesta e intrépida andarina, que un mes antes nos seguía recibiendo la lluvia y caminando con los pies metidos en el mar. ¿Se trataba de una simple diferencia de indumento o era aquello más bien un verdadero cambio de las almas?
Palabra del Dia
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