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Actualizado: 30 de septiembre de 2025


Mientras tanto se presentan en el convento los dos mercaderes; fíjase la hora en que han de profesar; pero al aproximarse, se les aparecen el Demonio, el Mundo y la Carne, y les aconsejan que no renuncien tan locamente á los placeres terrenales. Antonio y Leandro se quedan estupefactos; hacen la señal de la cruz, ante cuyo signo huyen los fantasmas, y entran en el claustro.

Y fue que apenas abocado a la puerta del balcón detrás de las mujeres, vi que, surgiendo de las tinieblas, iban apareciendo como fantasmas y coronando la altura del pedregal, dos filas de bultos negros, junto a muchos de los cuales titilaba oscilando una lucecilla triste y acobardada, como si ardiera detrás de los cristalejos de un faroluco roñoso.

El no percibía delante de más que un gran agujero negro donde iba a sumirse. Los altos álamos que orlaban la carretera, pasaban raudos a su lado como negros fantasmas. ¡Up, up, up! El noble bruto volaba como si le clavase el acicate. Así corrió por espacio de media hora. Es imposible se dijo. Su caballo es aún mejor que el mío, y me llevaba una delantera de dos tiros de fusil lo menos.

El señorito Octavio, aunque no sintiese miedo precisamente cuando veía blanquear entre las sombras espesas la camisa de un labrador, no le hacía gracia ninguna. Por un instante quedaban suspensos en el aire los risueños fantasmas de su imaginación, esperando que el transeunte pasase.

-No entiendo ese latín -respondió don Quijote-, mas yo bien que no puse las manos, sino este lanzón; cuanto más, que yo no pensé que ofendía a sacerdotes ni a cosas de la Iglesia, a quien respeto y adoro como católico y fiel cristiano que soy, sino a fantasmas y a vestiglos del otro mundo; y, cuando eso así fuese, en la memoria tengo lo que le pasó al Cid Ruy Díaz, cuando quebró la silla del embajador de aquel rey delante de Su Santidad del Papa, por lo cual lo descomulgó, y anduvo aquel día el buen Rodrigo de Vivar como muy honrado y valiente caballero.

El dolor, la lástima de mismo, trajeron a su pensamiento ideas más naturales y oportunas que las que despertara, entre fantasmas de fiebre y de insomnio, la indignación contrahecha por las lecturas románticas y combatida por la pereza, el egoísmo y la flaqueza del carácter.

Difícil, muy difícil sería la descripcion de esas fisonomias toscas y uniformes, de esas figuras que parecian sombras ó fantasmas de un delirio, cuando se movian, ó troncos desnudos de un bosque devorado por las llamas, ennegrecidos y ásperos, si permanecian inmóbiles.

Y en los ángulos oscuros de la estancia, y debajo de las sillas, y en los huecos de los balcones, se agitan á la continua muchedumbre de fantasmas que esperan la hora de extinguirse el fuego para salir. Reina el silencio. Es la medianoche. Afuera se oye una vez que otra el cansado latir de algún perro.

Las edades, los tiempos, las esperanzas, las tiernas conmemoraciones y todo cuanto constituyen esos eternos fantasmas que se suceden sin interrupción en el gran laboratorio que da calor al alma, son completamente desconocidos en la morada de Ambrosio. No sabe cuándo nació y confusamente recuerda los cabos de año que ha celebrado desde que murieron sus padres.

El monótono crujir que produce toda vieja embarcación; la uniformidad del quejido de la onda al ser cortada por una lenta marcha; el silencio de la noche y lo impenetrable de las sombras, traen al espíritu un sinnúmero de fantasmas que pasan y se desvanecen en la misma forma en que nacen; mas cuando esas fantasmas son vistas por unos ojos que pertenecen á un cuerpo que no encuentra postura buena, que desea reposo y no lo halla, y que tiene sueño y le es imposible conciliarlo, entonces entra un grandísimo malestar y las horas se hacen interminables.

Palabra del Dia

mármor

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