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Actualizado: 4 de noviembre de 2025


Nos oponemos resueltamente a ello, y no queremos que tu ingreso en el seno de esta familia sea señal de aniquilamiento de nuestra casa. Ya te dijimos que habíamos determinado casarte con un joven de alto linaje, proyecto en el cual estriba la felicidad, grandeza y lustre de la familia a que perteneces.

Tenía allí para el mantenimiento de una larga familia. Pueden venir decía con gesto heroico al pasar revista á su almacén . Pueden venir cuando quieran. Estamos preparados para hacerles frente. El cuidado y aumento de sus víveres y la averiguación de noticias eran las dos funciones que ocupaban su existencia.

Mi gozo fué grande creyendo encontrarme con una momia de la familia real, mas, cual no sería mi desencanto cuando, abierto el sarcófago despues de infinitos trabajos, no encontré más que esta caja que ustedes pueden examinar. Y paseó la caja á los que estaban en primera fila.

Pero los Luna no pueden desertar, como tantos pillos que han traicionado la causa de Dios. Aquí hemos nacido y aquí hemos de morir hasta el último de la familia.

Estas últimas páginas serán como el cuarto de confianza de La Edad de Oro, donde conversaremos como si estuviésemos en familia.

Ignoro si su trato es agradable; pero son las criaturas más antipáticas del mundo. Gastan un lujo inmoderado, y antes se sufriría que una familia pereciese de sed y de hambre, que privarlas, valiendo tan poco, de las cosas más superfluas

Jacinto repuso mansamente: Coca Itualde, la hermana menor de la familia, la más deliciosa criatura del Tandil... ¡Es inútil que usted lo niegue!... ¡Si todo el Tandil lo sabe!

Todos prorrumpieron en risas. Exacerbado con ellas el humor pendenciero de D. José, se puso éste como la grana, y uniendo el gesto impetuoso a la dicción enfática, añadió: «Porque usted se empeña en mancillar el honor de una joven de altísima familia, y yo no permito, ¿lo entiende usted?, no permito... ¡yo que soy su segundo padre...! Tiene razón dijo Miquis . Esto no puede quedar así.

Yo podría vivir en una buhardilla o ser huésped de una familia cristiana; pero tengo los libros, que son mi familia, y pago un cuarto de ocho duros para que estén bien alojados. No tengo sillas, no tengo cama, no enciendo luz, duermo en el suelo sobre un jergón; pero las obras están en sus estantes, hermosas y limpias como puedan estar las de un seminario o un obispado.

Vendrán por usted. Mandaré un criado. ¿Tiene usted costumbre de montar a caballo? No, señor, debo hacerlo como un colegial.... Sonrió el hacendado, y me dijo: Amiguito: ¡ya veremos!... Cabalgando se aprende.... Después se habló de mi familia, de mis tías, de la enfermedad de mi madrina, de mi abuelo, a quien había tratado en no qué parte, y luego, en dos palabras me despidió.

Palabra del Dia

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