Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 4 de mayo de 2025
Dejemos hablar al mismo filósofo, pues bastarán sus propias palabras para condenar su opinion y descubrirnos la incertidumbre con que la profesaba, ó la oscuridad que en ella padecia. «La idea de la extension supone la percepcion de muchas cosas unas fuera de otras; esta percepcion no podemos negarla á la estatua, pues que siente que se repite fuera de sí misma tantas veces como hay colores que la modifican; mientras es lo encarnado, se siente fuera de lo verde: mientras es lo verde, se siente fuera de lo encarnado; y así de lo demás.» Cualquiera creeria que conforme á estos principios, Condillac iba á establecer que la vista nos da idea de la extension, pues que nos hace percibir las cosas, unas fuera de las otras, en lo que segun el mismo autor, consiste precisamente la idea de la extension; pero muy al contrario, Condillac, lejos de proseguir por el verdadero camino, se extravía lastimosamente, y á mas de ponerse en desacuerdo con los principios que acaba de asentar, altera notablemente el estado de la cuestion y continúa: «mas para tener la idea distinta y precisa de una magnitud, es necesario ver como las cosas percibidas unas fuera de otras, se ligan, se terminan mutuamente, y como todas juntas tienen límites que las circunscriben.» Esto, repito, es alterar el estado de la cuestion: no se trata por ahora de una idea distinta y precisa, sino solamente de una idea.
Gabriel, á pesar de esta traición, no pierde su serenidad: confiesa aparentemente el engaño; y ya creen los jueces haber encontrado la verdad, cuando el imperturbable aventurero los extravía otra vez con sus conversaciones, de tal modo, que llegan á dudar si será ó no el verdadero Rey, haciendo creer también á sus partidarios que se ha negado á sí mismo.
Quejémonos de la ignorancia de ese poder brutal que esteriliza para sí y para las provincias los dones que natura prodigó al pueblo que extravía. Buenos Aires, en lugar de mandar ahora luces, riqueza y prosperidad al interior, mándale solo cadenas, hordas exterminadoras y tiranuelos subalternos. ¡También se venga del mal que las provincias le hicieron con prepararle a Rosas!
SIDARTA. Bien sabes, hermosa nieta de Iksvacú, que por mi voluntad no se ha derramado jamás una sola lágrima. ¿Cómo había yo de darte voluntariamente el pesar más pequeño? Jamás me apartaría yo de tu lado, si esto me fuera lícito; pero no debo ocultártelo por más tiempo: un deber imperioso me impulsa a ir lejos de ti. GOPA. ¿No te alucina, no te extravía ese deber?
Perdone usted dijo extendiendo su fina mano como para cortarle la retirada; si no comprendo mal, es a la señorita Raynal a la que se refieren sus insinuaciones... No diré a usted que eso no es digno de un noble, ni siquiera de un caballero... Pero, ¿no la ha mirado usted nunca? Dispense usted, señorita, pero la cuestión se extravía a un terreno muy delicado al que no puedo seguirla.
Queden para eso los teatros libres, si se atreven á tanto y les da por convertirse en teatro protesta. Lo que se llama genio es prenda muy rara, y el afán de hacer creer que le tienen deslumbra y extravía á no pocos incautos y presuntuosos, y los induce á producir disparatadas monstruosidades. Absurdo sería que creásemos el teatro modelo para apadrinarlas.
Vale mucho más otra comedia de La Hoz, titulada El montañés Juan Pascual y primer asistente de Sevilla . Indicaremos, por tanto, el argumento de esta obra dramática digna de aprecio. El rey Don Pedro el Justiciero, más conocido bajo el sobrenombre de Cruel, se extravía cazando en la inmediaciones de Sevilla.
Preséntase luego movido de rabiosos celos; prorrumpe en dicterios contra Doña Sol, y es encerrado en la cárcel por orden del Príncipe. El Rey, que, mientras tanto, ha prometido la mano de su hijo á la Princesa heredera de la Corona de Aragón, se muestra muy descontento de la pasión que lo extravía y distrae, por cuyo motivo pone en libertad á Don Juan, y le manda que dé muerte á Doña Sol.
Nuestra es la culpa. UNO DE LA JUNTA. Pero, así no vamos a acabar nunca. EL ALCALDE. Mi querido amigo, ya que tenemos tan pocas ocasiones de popularizarnos, aprovechemos ésta. Es cuestión de un momento. Amigo mío, perdóneles usted, el fanatismo les extravía. EL GITANO. Ya lo veo. El Cielo te lo recompensará. JUANA. Tiene razón el pobre niño. Sí, mujer, el Cielo o el infierno.
Una escuela, que aspira á ser aún más elevada, se opone á los esfuerzos de los dramáticos populares, extravía al público con su crítica anti-poética y con su absurda imitación de los clásicos, y embota el sentimiento de la verdadera belleza con sus exageraciones y su afición á hacer efecto.
Palabra del Dia
Otros Mirando