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Actualizado: 9 de mayo de 2025


Quedóse, pues, en su casita, como mujer de provecho, cuidando de Fernandito, que andaba desmazalado, y ya entrada la noche, llegó primero el excelentísimo Martínez y a poco el senador del reino don Vicente Cascante.

Pues bien; quemad esa alfombra y lavad esos rastros, señora; algo habéis de hacer por vuestra parte. Ahora bien, alcalde; vais á salir de esta casa. En ella no habéis encontrado nada. En premio de vuestros servicios, miráos ya presidente de los oidores de la real audiencia de Méjico, con tres mil ducados para costas de viaje. ¡Ah! ¡señor! ¡excelentísimo señor!

Que al propio tiempo se sirva disponer, que en el dia del Congreso se ponga una reforzada guarnicion en las avenidas, ó bocas calles de la plaza, para que contenga todo tumulto, y solo permita entrar en ella á los que con la esquela de convocacion acrediten haber sido llamados. Se formó el oficio en los términos siguientes. EXCELENTÍSIMO SE

Una división de este ejército, a las órdenes del general don Felipe Ibarra, se interna a Santiago a engrosar las fuerzas que operan por esa parte, y el excelentísimo señor gobernador de la provincia de Buenos Aires, general don Juan Manuel de Rosas, se halla situado a los confines de su territorio por el Norte con un fuerte ejército de reserva.

Aquello no fue un bofetón, fue una coz, una patada del excelentísimo Martínez, que acababa de un golpe con las peinetas y mantillas, con más facilidad que acabó Esquilache con los sombreros y las capas.

¡Ah, excelentísimo señor! exclamó el alcalde inclinándose hasta el suelo y apreciando al mismo tiempo, por el tacto, que la sortija tenía una gruesa piedra. Si alguien tiene noticia de que me habéis encontrado, os pesará. Descuide, descuide vuecencia, que no lo sabrá nadie. Quedad, alcalde, con Dios. Dios vaya con vuecencia. El duque se alejó y el alcalde permaneció por algunos segundos inmóvil.

¡De modo que si esa dama con quien entretienen al príncipe don Felipe tiene tales conocimientos secretos, debe ser una bribona! No , no , excelentísimo señor; porque también hay damas y muy damas que se pierden por estos tunos. Tomad dijo el duque abriendo un cajón y sacando de él un estuche. ¿Y qué es esto, señor? Una gargantilla. ¡Ah! ¿Debo visitar á esa dama? . ¿Y qué la he de decir?

, excelentísimo señor. ¿Traéis con vos las diligencias que habéis practicado? , excelentísimo señor. Dádmelas. Tomad, excelentísimo señor. Guardad un profundo silencio acerca de lo que sabéis y no procedáis en justicia. Muy bien, excelentísimo señor. Podéis retiraros. Guárdeos Dios, excelentísimo señor. El alcalde salió. El duque se sentó en un sillón y quedó profundamente pensativo.

No te agites, Dorotea dijo ; no llores; no supliques: el señor duque hará lo que sea necesario hacer; el señor duque no puede negarte nada: excelentísimo señor, afuera, en la sala, hay recado de escribir; yo dónde vive el licenciado Sarmiento; escribidle una carta y concluyamos, que Dorotea está impaciente. Esto es ya demasiado dijo el duque colérico.

Tomad dijo el duque dándole una orden firmada por el rey ; presidente sois desde ahora de la real audiencia de Méjico. ¡Oh! ¡señor! ¡señor excelentísimo! dijo doblegándose todo el alcalde. Anteanoche me servísteis bien; pero aún os queda que hacerme un último servicio. Mandad, señor. En la calle de Don Pedro encontraréis un hombre muerto á hierro. ¿Y quiere vuecencia que se descubra?...

Palabra del Dia

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