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Actualizado: 14 de junio de 2025
Interrumpióle el cacique diciendo se habían muerto ya los que le habían hecho aquel agravio. A lo cual dijo el P. Caballero: «No soy el autor de este estrago, Jesucristo, criador del Universo, lo es: á Su Majestad es necesario pedirle que cese, y esperar de él la gracia y misericordia.» Mientras estaba en estas pláticas, le vinieron á avisar que estaba para espirar el cacique Sanucare.
Vuelve, por tanto, en tu acuerdo, y con todo el poder de autoridad y razones, restaura las ruinas de la religión, restituye el culto y haz recuerdo al pueblo de sus promesas, y al cacique de sus obligaciones, porque si no, te juramos de hacer grande estrago en la gente del pueblo, que servirá de ejemplo, y memoria de terror por todo el país.
Dos minutos después los cristales volaban en pedazos; los muebles, los jergones y la ropa blanca salía por todas las ventanas a la vez. Catalina contemplaba aquel estrago con aire tranquilo, y su nariz aguileña parecía más inclinada hacia la boca.
De los enemigos murieron 106, en que se deben contar algunas mugeres y chicos, que en la confusion no se pudo evitar su estrago; y hubiera sido total, á no contener yo el justo despique de los nuestros: digo justo, porque algunos llevaban consigo el reciente dolor de la muerte inhumana de aquellos mismos bárbaros; y lo mas, la total disolucion de sus haciendas y campos.
Don Pablo lo apreciaba como un tesoro, y era probable que se indignase al conocer el estrago que había hecho su aturdido pariente. Pero Luis no se arrepentía de su generosidad. Le alegraba enloquecer al rebaño miserable con el vino de los ricos. Era un placer de patricio romano, embriagando a sus clientes y esclavos con bebida de emperadores. Bebed, hijos míos decía con acento paternal.
Poco hubiera durado la resistencia sin la estrechez de la puerta y de la escalera, que impedían los movimientos del enemigo, en tanto que cuatro espadas incansables hacían tremendo estrago en aquella apretada masa de hombres mal armados.
Así fue también como Jaime Moro, después de perder en la refriega el serpentón de don Nicanor, estuvo a punto de ser inmolado por el sable resplandeciente de un civil. Sólo por haber tomado la precaución de bajar la cabeza cuando éste le tiró el golpe evitó la efusión de sangre. El sable fue a chocar con la pared de una casa, haciendo no poco estrago en ella.
Fué pues, el caso, que se encendió por toda aquella comarca un contagio furioso que hizo tal estrago en los hombres, que de los cómplices en matar al Padre ninguno quedó con vida; y lo que causaba más maravilla, era que apenas les tocaba la peste, cuando desvariando salían fuera de sí y se iban por los bosques, donde ya por la enfermedad, ya por la hambre, se caían muertos, quedando los cadáveres tan abominables como si fueran tizones del infierno.
No causa menos dolor el estrago que la rebelion hizo en el pueblo de San Pedro de Buena Vista, de la provincia de Chayanta, que, aunque tuvo la fortuna de escarmentar el atrevimiento de los indios cuando altivos y sobervios, lo asaltaron en los meses de Noviembre y Diciembre de 1780.
No brotó en los campos de la gloria el árbol de tu triste independencia: nació como un aborto de la historia, surgió como un hedor de pestilencia, como el miasma mefítico de un lago, como el mal de una pútrida conciencia. No espere nunca el lisonjero halago de inmarchito laurel tu saña impía, nacida para el luto y el estrago.
Palabra del Dia
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