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Actualizado: 2 de junio de 2025
Creyéronte fantasma, y sí lo eras; de pié, sobre un tejado batido por la lluvia huracanada, no eras masa de carne que gemía, eras la encarnación de algo soñado, un aliento que vive de quimeras, el último estertor de una agonía, aquella sombra tierna y desgraciada que con su cuerpo proyectó Rizal sobre el sol de una creencia, salvando su existencia con las luces espléndidas de su genio inmortal.
Un aullido espeluznante, al mismo tiempo que estallaba algo como una olla rota, y el joven caía de espaldas en el suelo. Juanón y Fermín, estremecidos de horror, corrieron hacia el grupo, viendo en el centro de él al muchacho, con la cabeza en un charco negro que crecía y crecía, y las piernas estirándose y contrayéndose con el estertor agónico.
Su madre ya no iba al campo; se quedaba en la gañanía para cuidarla. Hasta para dormir tenían que mantenerla con el cuerpo erguido, mientras su pecho se agitaba con un estertor de fuelle roto. ¡Ay, Señó! gemía el gitano, perdiendo la última esperanza. Lo mezmo que los pajarillos cuando los jieren.
D. Mario de la Costa, a juzgar por su palidez, estaba rezando en aquel momento el credo, preparado a morir cristianamente. Alargó al jefe de la familia su mano temblorosa y fría, y preguntó con voz que semejaba un estertor: ¿Cómo está usted?
Hallé al pobre señor incorporado en la cama, de color de lirio, con la mirada de angustia, la boca entreabierta, la respiración anhelosa y difícil, y un estertor en el pecho que parecía el de la muerte.
La giganta rugió como una leona, levantose, hubo formidable choque de cuerpos y cruzamiento horrible de brazos tiesos. Se balancearon, se oyó un doble gemido y un estertor siniestro, señal de violentos esfuerzos. Pero la gigantona logró desasirse, blandió sus fornidos brazos, echó un temporal por su nariz, y rápida como el pensamiento, dio un salto, dos, tres.
De un sueño dulce y profundo, poco frecuente en él, despertó Quintanar aquella mañana con más susto que solía, aturdido por el estridente repique de aquel estertor metálico, rápido y descompasado. Venció con gran trabajo la pereza, bostezó muchas veces, y al decidirse a saltar del lecho no lo hizo sin que el cuerpo encogido protestara del madrugón importuno.
Pero yo jamás olvidaré que aquella noche, al oír el estertor de un hombre invisible, el horrible maullar de cien felinos y los acentos de terror de un pobre indio, la sangre se heló dentro de mis venas, erizáronse mis cabellos, se estremeció todo mi cuerpo, y lo confieso !tuve miedo!
El joven bajaba la cabeza; agitábase su pecho con un penoso estertor, como si le ahogase el llanto al no encontrar salida en aquel cuerpo varonil. La emoción de Rafael, abrumado por aquella crueldad, enterneció a Leonora, haciéndola cambiar de tono. Se aproximó al joven, casi se pegó a él, y agarrándole la barba con sus finas manos, le obligo a levantar la cabeza.
El espíritu siente una extraña armonía ante el mudo estertor del día que muere, como igualmente al percibir las primeras caricias del que nace; en aquel, las vibraciones que dan las sensibles cuerdas del alma, originan acordes tan dulces como la mirada de la tierna madre que vela el tranquilo sueño de su hijo; en el último, los acordes son alegres y ligeros, cual las modulaciones del jilguero.
Palabra del Dia
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