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Actualizado: 24 de octubre de 2025


En la vida privada, la conducta pequeña es la de los manejos ignobles, de las miras mezquinas, del vicio; la conducta grande es la que inspira la generosidad y la virtud. Lo recto y lo útil á veces parecen andar separados; pero no suelen estarlo sino por un corto trecho; llevan caminos opuestos en apariencia, y sin embargo el punto á que se dirigen es el mismo.

Entonces juró que se tragaría aquellas palabras: ya estaba conseguido. Por lo demás ¡qué amor ni qué calabazas! Nunca había estado enamorado de María Huerta ni pensaba estarlo.

En seguida dió un par de chupadas á una punta que halló pegada á la testera del catre, mientras se amarraba con una escota los enciclopédicos calzones á la cintura; ocultó sus greñas bajo la cúspide de un gorro catalán; y, por último, lanzóse calle abajo en busca de aventuras, osado el continente, alegre la mirada, y tan lleno de júbilo como pudiera estarlo, en un caso muy parecido, el famoso manchego, si bien, á la inversa de éste, no se le daba una higa porque la posteridad recordase ó no que ya el rubicundo Apolo extendía sus dorados cabellos por la faz de la anchurosa tierra, cuando él, perdiendo de vista su casa, comenzó á respirar los corrompidos aires de la Dársena.

«Vaya, que está usted elegante» dijo Maxi, poniéndose a pesar unas dosis para píldoras. Pues más he de estarlo mañana. Mañana se casa mi hermanita con Federico Ruiz, un chico de mucho talento. ¿Le conoce usted? Los periódicos, que hablan constantemente de él, anteponen siempre a su nombre algún mote muy salado.

Al pensar esto, un sudor frío le subió por la espina dorsal.... Recordó, en síntesis de dos o tres frases, el diálogo que aquella misma noche había sorprendido: el de Nepomuceno con Marta. ¡Oh! ¿Sería sino de los Reyes? ¡Nacía uno más... y... nacía en la ruina! ¡Estaban arruinados, o iban a estarlo muy pronto; eso había dicho el tío, que sabía a qué atenerse!

La pluma de Lope, jamás ociosa, no podía estarlo en Sevilla, y así fué; aquí escribió varias comedias, entre las que se cuentan La corona merecida, y algunos autos, como El hijo pródigo y El viaje del alma, representándose durante aquellos años por las compañías de Vergara y Villalva, algunas obras de Lope, que aunque ya conocidas en otras partes no lo eran aún del público sevillano.

Estuvo obsequioso y amable como él solo sabía estarlo. Era la dulzura personificada. En cambio Laguardia, que por lo visto había medido el alcance de Mario en los negocios de la vida, no hizo ya de él caso alguno. Habló, chilló, rió, manoteó, dirigiéndose a su amigo como si estuvieran solos. Imposible mostrar una indiferencia más despreciativa.

Mathys, satisfecho de haber encontrado motivo para dar rienda suelta a su mal humor, prosiguió: ¿Os parece advertir en mi fisonomía que estoy disgustado? Pues bien, , tengo motivos para estarlo. Cómo ha sucedido esto, no lo ; pero desde la primera vez que vi a Marta, se despertó en un sincero afecto por ella.

No es fácil representarse el estupor que se apoderó del ingenioso Sánchez al ver a aquellos energúmenos vociferando frente a él y metiéndole los puños por la cara. Todo su discurso estaba lleno de benevolencia, de ideas conciliadoras; creía estar lisonjeándoles; hasta esperaba verlos enternecidos como él andaba cerca de estarlo. Y he aquí que de repente se levantan frenéticos, amenazadores.

Don José, que ya estaba, si no enteramente dormido, a punto de llegar a estarlo, murmuró claramente estas dulces palabras, que salieron de sus labios envueltas en una sonrisa: «¡Y qué guapa es...! Quita allá, quita, esperpento. ¡Contenta me tienes!... Nada, mujer; decía que D. Amadeo es una persona... ¡Quita, quita...! ¡Quia, quia...!».

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