Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 18 de junio de 2025
Os ruego ordenéis á los soldados que se tiendan sobre cubierta y permanezcan inmóviles, dijo el capitán. Dentro de pocos minutos estaremos salvados ó habrá llegado nuestra última hora. Arqueros y hombres de armas obedecieron prontamente. Golvín se aferró al timón y miró fijamente á proa, por debajo de la hinchada vela mayor. Los dos jefes, inmóviles á popa, contemplaban también la temida barra.
7 Y su paje de armas le respondió: Haz todo lo que tienes en tu corazón; ve, que aquí estoy contigo a tu voluntad. 9 Si nos dijeren así: Esperad hasta que lleguemos a vosotros; entonces nos estaremos en nuestro lugar, y no subiremos a ellos. 10 Mas si nos dijeren así: Subid a nosotros; entonces subiremos, porque el SE
El camino de aquí a Ronda es corto, la priesa que nos daremos mucha, y si vos os tomáis el cargo de abrir un par de puntos a la cabeza medio bautizada de Muley, después mientras se emparcha y acuden los suyos, ya nosotros estaremos en salvo puerto, a no ser que encomendéis a la punta de vuestra espada visite bien visitado el pecho de ese jayán, y lo dejéis, y esto sería lo mejor, de manera que no piense en moverse de aquí hasta el día del juicio.
«Tienes razón dijo Santa Cruz dejándose caer a plomo sobre la silla. Más vale que me quede aquí... porque si bajo, y vuelve el mister con sus finuras, le pego... Yo también sé boxear». Hizo el ademán del box, y ya entonces su mujer le miró muy seria. Debes acostarte le dijo. Es temprano... Nos estaremos aquí de tertulia... sí... ¿tú no tienes sueño? Yo tampoco. Acompañaré a mi cara mitad.
No, no por cierto; en la calle Ancha de San Bernardo. Pues he aquí que estamos en la plazuela de Santo Domingo. Y dentro de poco estaremos á su puerta. En efecto, poco después el bufón llamaba á la puerta de la Dorotea. Salió á abrir Casilda. ¡Oh! ¡bien venido seáis, tío Manolillo! dijo la joven ; no sabíamos qué hacer con la señora; está terrible. Entrad, entrad.
No habías de pasarte lo mejor de la vida escribiendo papelotes en casa de don Juan. En la hacienda estarás muy bien; ganarás buen sueldo, porque ese señor sabe pagar a los que le sirven; vendrás a vernos cada quince días, y todos estaremos muy contentos. Tía Pepa entraba y salía.
Dábale pena y terror, y no podía olvidar las últimas palabras que le dijo su infeliz amiga: «Lo primerito que le he de pedir al Señor es que te mueras tú también, y estaremos juntas en el Cielo». Aunque se tenía por desgraciada, la de Rubín se agarraba con el pensamiento a la vida. Lo que dijo Mauricia era un disparate. Cada uno se muere cuando le toca, y nada más.
Estaremos de plantón hasta que se cierre y nos dirán que volvamos mañana... Campistrón no era tan orgulloso cuando cantaba conmigo la Favorita en Perpiñán...
Y cuando desapareció por las escaleras abajo el gran Cedrón, y se vieron solos de puerta adentro la dama rondeña y el galán de Algeciras, dijo ella: «Frasquito de mi alma, ¿es verdad todo esto? Eso mismo iba yo a preguntar a usted... ¿Estaremos soñando? ¿Usted qué cree? ¿Yo?... no sé... no puedo pensar... Me falta la inteligencia, me falta la memoria, me falta el juicio, me falta Nina.
Pasemos á tu estudio y estaremos mejor que aquí, dijo Roussel. Cogió al joven por el brazo, apretándoselo tiernamente, dichoso por tenerle allí, como si hubiera abrigado el temor secreto de no encontrarle en su casa al volver.
Palabra del Dia
Otros Mirando