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Actualizado: 15 de junio de 2025
El vítor sordo que estalló en la estancia vecina hízoles comprender al lectoral y a Ramiro que los conjurados eran numerosos. Bien puesto, bien puesto, señor don Enrique exclamaron algunos. Que se fije mañana mismo en los muros de la Iglesia Mayor y en los portales del Mercado.
Las mujeres, aunque con trabajo, refrenaron su ira, porque el guapo tenía malas pulgas. Además, Frasquito y Gregorio las instaron á hacerlo. Se habló de cosas indiferentes como si nada hubiese pasado; se bebió y se cantó otra vez. Pero como la ira seguía rugiendo en los corazones, aunque los rostros se mostrasen alegres, cuando menos se pensaba estalló la tempestad de nuevo.
Al fin sucedió lo que debía de suceder: la conspiración fué descubierta, y Maza murió llevándose consigo el secreto de la complicidad de la mayor parte de los jefes que continúan hoy al servicio de Rosas. Más tarde, no obstante este contraste, estalló la sublevación en masa de la campaña, encabezada por el coronel Cramer, Castelli y centenares de hacendados pacíficos.
Esto le molestaba extremadamente, le producía una sorda cólera que cada día iba en aumento, hasta que al fin estalló. Un día, después de acalorada disputa entre ambos, el guapo se cruzó de brazos delante de Soledad y dijo resueltamente: ¡Ea, ya se acabó! Aquí no queda otro medio... ¡Ó tu madre ó yo, hija mía! Ni ruegos ni lágrimas lograron hacerle cambiar de resolución.
Su indignación estalló de tal manera fragorosa, que el pobre Mario corrió a refugiarse en su cuarto, donde lloró con abundantes lágrimas la ruina de sus ilusiones artísticas. Mal que bien y a trompicones terminó la carrera de leyes. Pero, ocultándose cuidadosamente de su padre, seguía modelando en casa de un amigo que le facilitaba para ello su estudio.
Pronto dejaría de verle don Jaime. Antes de una semana iban a llevarle a Ibiza. Otros le subirían la comida a la torre... Febrer hizo un gesto revelador de su esperanza. ¡Tal vez Margalida, como en otros tiempos! Pero el Capellanet, a pesar de su tristeza, sonrió maliciosamente. No, Margalida no; todos menos ella. ¡Bueno estaba el siñó Pep para consentirlo! Cuando la pobre madre, para defender a su atlot, había hablado tímidamente de lo necesario que era el muchacho en la casa para servir al señor, Pep estalló en nuevas vociferaciones.
La descripcion de este viage, una de las partes mas interesantes del poema, los amagos de una tempestad, y los estragos del hambre que estallò en Santa Catalina, son pinturas animadas de los incidentes de una larga navegacion.
Lo garantizamos bajo nuestra fe de periodistas y de ciudadanos...» La Mañana contestó este suelto. Al leer estas pérfidas líneas, se extremeció Jacinto con justa cólera. Vibrante como una arpa agitada por los esqueléticos dedos del huracán, su alma estalló en protestas e imprecaciones.
Como ustedes ven, el excelente hombre deseaba hacerme un verdadero obsequio. Desgraciadamente, algunos días después de su partida, estalló la guerra en Alemania, y no volví a oír hablar más de mi tragedia.
La nueva, por último, del duelo del Conde con el poeta Arturo por defender la inmaculada pureza de la mujer del empleadillo, estalló como una bomba en el corazón de Elisa.
Palabra del Dia
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