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Actualizado: 15 de junio de 2025


Su madre era la que hablaba con más frecuencia. Tòni repetía con voz sorda las mismas excusas: «No . El capitán va á llegar de un momento á otro...» Pero al verse fuera del salón y de la casa, estalló su cólera contra él mismo, contra su maldito carácter que no sabía mentir, contra todas las mujeres, malas y buenas. Creía haber dicho demasiado.

Una tempestad de bravos y de aplausos estalló al fin en el teatro, y Villamelón salió entonces de su arrobamiento, exclamando con aire de reconcentración profunda: ¡Lo dije!... El vol-au-vent de codornices se me indigesta siempre...

Alicia, estupefacta al oír esta nueva, no encontró nada que decir. Cuando María Teresa y Huberto quedaron solos, se miraron, estupefactos a su vez. En él, pronto estalló un sentimiento de triunfo; en ella, una turbación infinita. Gracias a la intervención de aquella extraña Alicia, María Teresa acababa de comprometer su palabra. ¿Por qué tan ligeramente?

Lo que entonces estalló no fue entusiasmo, sino delirio: el público quiso que se repitiera la canción, no por oírla, sino por ver nuevamente a Cristeta; y ésta, animada con aquel éxito personalísimo, cantó mejor y aún se movió con más libertad. Las mujeres pensaban mirándola: «¿Qué harán estas bribonas para ponerse tan guapasLos hombres se la comían con los ojos.

Al fin en las de dos años antes, leyó lo siguiente: Cargo: recibido de doña Amparo, cuatro mil reales. No pude contenerme: mi irritación estalló; mi administrador es un asesino: apuré con él la suma de los dicterios conocidos y por conocer y le destituí. Amparo se engrandecía a mis ojos.

Quiso desarmar á los berberiscos; y estalló una rebelion en que tu pueblo tuvo ya que tomar parte contra tan odiosos africanos. Salieron estos vencidos, abandonaron tus hogares; mas para volver pronto á desgarrar tu seno con sus armas y las armas de Castilla.

Había recibido la brillante y complicada educación de un joven destinado a los placeres; mientras no se tratara más que de divertirse: caballos, croquet, lawn-tennis, polo, baile, charadas y comedias, estaba siempre pronto a todo, sobresalía en todo. Su superioridad estalló, y se impuso, llegando a ser con el consentimiento general, el organizador y director de las fiestas de Longueval.

El entusiasmo femenino estalló en gritos estridentes al ver pasar los batallones de muchachas arrogantes acompañadas por el centelleo de sus espadas, de sus casquetes y de sus uniformes cubiertos de escamas metálicas. ¿Cómo los hombres, groseros y cortos de inteligencia, iban á poder resistir el empuje de estas amazonas robustas, esbeltas y de ligero paso?... Después, las hembras más rabiosas rectificaban sus opiniones para aplaudir igualmente al sexo enemigo.

Vagaba por las repúblicas del Pacífico, cambiando de ocupación, unas veces en las salitreras de Chile, otras en las minas de Bolivia y del Perú, cuando estalló la guerra, y volvió á Francia para incorporarse al ejército.

Después el cura le hablaba de Jesús, que, con ser Hijo de Dios, se había visto en situación semejante a la suya, y esta comparación entusiasmaba al pobre diablo. ¡Cuánto honor!... Pero aunque halagado por tal semejanza, deseaba que se realizase lo más tarde posible. Llegó el día en que estalló sobre él como un trueno la terrible noticia. Lo de Madrid había terminado.

Palabra del Dia

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