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Actualizado: 11 de mayo de 2025
En seres tan elementales ¿hace el gasto la Naturaleza de una generación complicada? ¿O bien nacen espontáneamente como tal ó cual moho vegetal? El vulgo dice: «como los hongos.» Cuestión árida que hace sonreir y menear la cabeza á más de un sabio. ¡Se está tan seguro de tener entre manos el misterio del mundo, de haber fijado invariablemente las leyes de la vida! A la Naturaleza toca obedecer.
Si pido, nadie me dará... A no ser que Dios me mande una sorpresa.... Mujer, rica no soy; pero un par de duros aún no me hacen falta para comer mañana dijo espontáneamente Amparo. La pálida sonrisa de la encajerita alumbró su rostro. Se estima la voluntá... Necesito una atrocidá de dinero para el caso, y ya sé que juntar, no lo he de juntar nunca.... En fin, paciencia nos dé Dios.
Don Esteban, que se creía obligado á ser anticuario en su calidad de individuo de varias sociedades regionales, iba llenando su casa con los restos del pasado adquiridos en los pueblos ó que le ofrecían espontáneamente sus clientes. No encontraba ya para los cuadros paredes libres, ni espacio en sus salones para los muebles.
Sobre sus tumbas crecieron espontáneamente, como en almacigo, iris blancos y lises rojos. ¡Inexplicable caso, porque estas dos especies vegetales nunca, ni antes ni después, pertenecieron a la flora silvestre de la comarca!... Terminada la lectura, Aristarco se agarraba el vientre, como para no reventar de risa... ¡Bien, muchacho, bien! exclamó.
Muy al contrario: de fundar nuestro exclusivo aprecio en la cantidad de las obras de Lope, confesaremos espontáneamente que hubiera sido más grande, concentrando también más sus facultades.
Más bien sería una de esas ideas poéticas, que brotan espontáneas, aun en los corazones más duros y crueles del pueblo español, como una planta de resedá florece espontáneamente en Andalucía entre los cantos y la cal de un balcón. A una señal del presidente, sonaron otra vez los clarines. Hubo un rato de tregua en aquella lucha encarnizada y todo volvió a quedar en silencio.
No exigían al poeta la realidad ordinaria y completa, sino lo seguían espontáneamente á los libres y maravillosos dominios de la fantasía, considerando los hechos como elementos subordinados á la composición poética, ó como materiales que el artista podía ajustar sin traba alguna al fin propuesto.
Los cafés, desbordantes de público, lanzaban por las bocas inflamadas de sus puertas y ventanas el rugido musical de las canciones patrióticas. De pronto se abría el gentío en el centro de la calle entre aplausos y vivas. Toda Europa pasaba por allí; toda Europa menos los dos Imperios enemigos saludaba espontáneamente con sus aclamaciones á la Francia en peligro.
Servía para que perdiesen toda vergüenza. En unas cuantas horas quedaban demolidos los prejuicios de su vida anterior. Para seguir jugando ofrecían espontáneamente lo que nunca habían querido conceder. Lubimoff acogió con extrañeza esta demanda brusca. Llevaba encima muy poco dinero: él no era jugador. ¿Cuanto necesitaba?... Veinte mil francos.
No sé si este sueño poético está inspirado por el espectáculo del Don Juan Tenorio, o si nace espontáneamente en los corazones líricos; pero ninguno de ellos me negará que lo ha tenido, y yo el primero. Puede considerarse, pues, la emoción y el anhelo con que descubrí aquel sacrílego galanteo.
Palabra del Dia
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