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Actualizado: 4 de julio de 2025
De las estancias de San Lorenzo, que estaban próximas al enemigo, se avisó, que la peste de las viruelas se aumentaba demasiadamente: por lo cual el cura de este pueblo, despues de vencidas algunas dificultades de los suyos, y la resistencia de los de su pueblo, se fué allá á proveer de medicinas espirituales á los enfermos, é impedir con toda industria no se extendiese este achaque.
Había leído muchas novelas y copiaba descaradamente los conceptos amatorios de más bulto: particularmente Jorge Sand, su novelista predilecto, le suministraba un cargamento de pensamientos, unas veces delicados, otras extravagantes, con que sazonar sus inconmensurables epístolas. Su puntillo consistía en escribirlas muy espirituales, plagadas de signos de admiración y puntos suspensivos.
Clementina, Pepa Frías, Lola Madariaga y otras damas formaban grupo conversando con los aficionados a la charla desenvuelta y picante, Pinedo, Fuentes, Calderón. Las niñas y los pollastres se decían mil frases espirituales que les regocijaba hasta un grado indecible.
En no pocos casos hubo de negarse rotundamente á las que ella consideraba burlas más que pruebas de amor. La verdad es que Carmen estaba formada de una pasta muy distinta de la de su novio. Por su natural era poco á propósito para sondear las profundidades más ó menos ridículas y extravagantes, pero siempre espirituales, del carácter de Octavio.
No pudo conseguir semejantes esperanzas de otro, que exhortado del P. Tolú á que ajustase las cuentas de su conciencia con Dios por medio de los ejercicios espirituales, luciese confesión general antes de emprender un largo viaje le protestó con varios colores aparentes, que no podía; mas apenas había caminado pocas leguas, cuando sorprendido de una furiosa enfermedad, en pocos días se puso en camino para la otra vida, con poco ó ningún aparejo.
Al pintar los sufrimientos que el pecado origina, abandonó el camino trillado de hablar de las penas materiales del infierno, y sólo describió los padecimientos espirituales, las congojas y las angustias que el alma siente cuando se ve privada por su culpa del amor del Creador; pero los pintó con tan sombríos colores y con tal fuerza de expresión, que aquel padecer infinito, aquella soledad profunda, aquel silencio y obscuridad causaron más efecto en la fantasía del concurso que el fuego y las culebras de costumbre.
De esta enfermedad de la imaginacion deben tener noticia y procurar conocerla los directores espirituales de las almas, porque de ella nacen casi siempre las conciencias escrupulosas, corrompiendo poco á poco en ellas la imaginacion al juicio. Quando la enfermedad del celebro de tal suerte vicia la imaginacion que comunique el daño al juicio, se sigue la locura, ó bien melancólica, ó maniática.
Yo perdía la conciencia de mi personalidad y me convertía en un individuo distinto; yo, que soy modesto y más bien insignificante, experimentaba un deseo de brillar, de decir cosas espirituales y sutiles, ¡de hacerme valer, en fin...! ¡Qué vergüenza...! LA SE
De una parte, Lope es un interesantísimo ejemplar humano; una personalidad dotada de las mayores riquezas espirituales, de las facultades que se suelen tener por más diversas y capaz de las reacciones que pueden parecer más opuestas: una de esas figuras que por la diversidad y caudal de sus dotes parecen ser resumen de la vida de toda una nación y toda una época.
No dudaba que la continua presencia de Rogerio Chillingworth, infectando con la ponzoña de su malignidad el aire que le rodeaba, y su intervención autorizada, como médico, en las dolencias físicas y espirituales del ministro, no dudaba, no, que todas esas oportunidades las había aprovechado para fines aviesos.
Palabra del Dia
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