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Actualizado: 22 de mayo de 2025


Demasiadamente confiado dormí yo aquella noche y dejé transcurrir el día siguiente. Por la tarde, poco antes de oscurecer, me fui a situar al puente de Triana, donde Paca me había dicho que la esperase para darme cuenta del resultado de la carta y de sus gestiones. Era la hora de más animación en aquel paraje. Los obreros y obreras de Triana que trabajaban en Sevilla tornan a sus casas.

Ella había tomado la iniciativa en una carta insinuante; después mediaron preguntas y respuestas en las planas de anuncios de los periódicos ilustrados, y por fin aquella cita, a la que acudía Luis con la ansiedad que despierta lo desconocido. El carruaje se detuvo ante San Antonio de la Florida. Bajó Luis, haciendo seña a su cochero de que esperase.

Una tarde, al asomar María de la Luz a la puerta de su casa, creyó caer al suelo desvanecida. Le temblaron las piernas, le zumbaron los oídos; toda su sangre pareció afluir a su rostro en ardiente oleada y retirarse después, dejándolo de una palidez verdosa... Rafael estaba allí, envuelto en su manta, como si la esperase. Ella intentó huir, refugiarse en lo más apartado de la casucha.

El señorito no viene hasta la noche. Mandó un recado para que no le esperase usted. Y la taimada gata se sonreía de un modo tan zalamero, que Fortunata no pudo menos de preguntarle: «¿Quién está ahí?».

Llegado allá hizo las diligencias posibles para encontrar al P. Blende y el barco; pero fué en vano; porque éste, después de haber esperado mucho tiempo, se había partido, obligado de la violencia de sus compañeros. A este tiempo recibió una carta del P. Vice-Provincial en que le avisaba que le esperase, porque quería embarcarse.

Por eso buscaba allí una buena escuela en que nutrir sus inclinaciones; no precisamente porque esperase utilizarla algún día desde aquellos lujosos escaños, como padre de la patria, sino porque un buen decir le juzgaba él indispensable para entrar con desembarazo en el terreno al cual pensaba trasplantarse en breve.

Maltrana renunció por el momento a todo encargo de trabajo por parte del senador. Pero su fe no se alteró por esto: otros le proporcionarían nuevas tareas. Al verse falto de ocupación, dejó de estar en casa, y pasó las tardes en el Ateneo o en los cafés, discutiendo con la juventud literaria. De noche comenzó a recogerse tarde, aconsejando a Feli que le esperase acostada.

En los días sucesivos figurábase que seguía viéndola o que se iba a aparecer por cualquier puerta cuando menos lo esperase... El mucho pensar en ella la llevó, al amparo de la soledad del convento, a tener por las noches ensueños en que la señora de Santa Cruz aparecía en su cerebro con el relieve de las cosas reales.

Sólo una vez consiguió que Andresito se esperase hasta las dos, pero al día siguiente sospechó con fundamento que en Las Tres Rosas habían estado a la espera, tras la puerta, unos ásperos bigotes y una vara de medir, para dar las «¡buenas nochesen las costillas al bailarín rezagado.... ¿Era esto un novio serio?

El caballero se aventura, pues, y se afana interesadamente, esperando galardón; pero, supuesto el caso extraño de que no le esperase, ya no podría equipararse con el cristiano caritativo, en quien jamás ha de suponerse que la esperanza fallezca. En el concepto que tiene de su Dios va implícita la idea de su bondad, de su omnipotencia y de su justicia, y en ellas libra la seguridad de la paga.

Palabra del Dia

bagani

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