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Actualizado: 13 de octubre de 2025
Durante el convite hacia el rey que el esclavillo provocase la verbosidad de su katib: díjole al oido que le tirase una copa á la cabeza, y el niño lo ejecutó al punto: felizmente Abdallah acertó á evitar el golpe, y esclamó: Oh linda cara, no seas cruel, que no está bien la crueldad con la hermosura: el cielo hermoso cuando sereno es muy apacible, y ahora su saña nos horroriza y espanta . Sus palabras parecian un agüero.
No os comprendo, y quisiera comprenderos; hay algo en vuestros ojos, en vuestro semblante, en vuestra sonrisa, en vuestras palabras, que me espanta. Encuentro en vos no sé qué calma fría, horrible. Sí, el resultado de una decisión irrevocable. Pero explicáos. ¿No os inspiro yo confianza?
Jehová se espanta del vicio, de la impiedad, de un solo pecado, pero no de la sangre vertida justicieramente. La sangre es el riego necesario de toda buena germinación, y el Señor la hace correr a su tiempo con la misma benignidad con que escurre los nublados sobre los surcos. Las vidas humanas no valen sino por lo que resulta de su sacrificio, como los granos de incienso.
¡Ave María Purísima! dijo Gracián llevándose las manos a la cabeza. ¿Se espanta su merced?... Ese polvillo lo tiene, como gran reliquia, mi señora Doña Josefa, la mujer de D. Pedro Rey. Dice que su niña Perfectita sanó con él. ¡Sacrilegio, profanación! exclamó el jesuita . ¡Abuso nefando de las cosas piadosas!
En verdad, en verdad, tengo una obligación grave de averiguar quién es esa mujer. ¿No se llama Dorotea? ¿Quién os ha dicho que la hija de Margarita se llama Dorotea? exclamó con acento amenazador el bufón. Cuando se trata de esa mujer dijo sonriendo tristemente el padre Aliaga , todo os espanta. Como os espanta á vos todo, cuando se trata de la otra.
Si me lo probáis... pero no me lo podéis probar, no; ¿por qué me habéis dicho que os mataréis...? ¿por qué me habéis aterrado...? ¡Dios mío! Tengo no sé por qué, de una manera que me espanta, el alma desgarrada, ensangrentada, por lo que nunca había sentido: por los celos. ¡Celos vos de mí! Venid conmigo dijo doña Clara tomando una bujía y encaminándose de nuevo á su dormitorio.
Y mas que siendo buenos, multiplica La fama su valor, y al dueño canta Con voz de gloria, y de alabanza rica. Qué mucho pues? sino se le levanta Testimonio á un Pontifice poeta, Que digan que lo es? por Dios que espanta.
De aldaba Para llamar á la puerta Como miras de esta casa. ¡Espantosa Visión, suelta, que me abrasas, Que me hielas, que me tienes Sin vida, aliento y sin alma! Suelta, suelta, perro; ¿qué es Esto, que de nuevo me espanta La vista? Sangrienta sombra, Que más fiera me amenazas, ¿Quién eres? ¿No me conoces? Ya te conozco; ¿qué extraña Ocasión te trae á verme?
Así se fué esta Armada deshaciendo: La costa la victoria bella canta, Las gracias siempre á Dios de ella haciendo; Que tal victoria admira, y aun espanta; Que bien parece ser de Dios venida, Por el Glorioso Pedro merecida.
D.ª Robustiana, que había oído las últimas palabras de la chica, se presentó á la puerta de la casa. ¡Pero, hombre, que siempre te has de entretener en mortificar á cuantos cruzan por aquí!... No le hagas caso, Eladia, hija mía; cuanto más enfadada te vea, más gusto le has de dar. ¡Ya, ya!... Todo es que está muy holgado. Cuando el diablo no tiene qué hacer, con el rabo espanta las moscas.
Palabra del Dia
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