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Actualizado: 10 de junio de 2025
Ripamilán iba sin escrúpulo, pero ya se sabía que el Arcipreste era como era; él, De Pas, no debía presenciar aquellas escenas, que sin ser precisamente escandalosas... no eran para vistas por un canónigo formal. No, no había que prodigarse; siempre había sabido mantenerse en el difícil equilibrio de sacerdote sociable sin degenerar en mundano; sabía conservar su buena fama.
Delicioso manjar es por cierto, pero yo declaro que todo el que se regala comiéndole sin escrúpulo de conciencia, no tiene derecho para maldecir de las corridas de toros. Y yo sé de buena tinta que los señores marqués de San Carlos y D. Luis Vidart gustaban del foie gras y le comían a menudo.
Pudo este ejemplar párroco evadir el riesgo con la fuga: pero hizo escrúpulo de conciencia desamparar aquella afligida grey, que en ocasion tan apretada necesitaba de su auxilio, y con una lijera esperanza de que su respeto y autoridad podrian apagar aquella voraz llama, permaneció en el pueblo.
Este pensamiento tardío iba acompañado de remordimiento y miedo. ¡Qué diría Teri si pudiese verle!... Para evitar esta posibilidad, como si temiera que los ojos del retrato fuesen a adquirir el sentido visual, intentó volverlo de cara a la pared. ¡Lo mismo que Maud con míster Power!... Pero un escrúpulo supersticioso le contuvo.
Tuve que preguntarle cuál era el precio de la levita para arrancarle los 5 francos que sobraban. Tal vez aquel hombre obraba distraidamente; esto podia suceder; no quiero hacerle reo sin tener entera conviccion; pero los varios lances análogos que me han sucedido, me dan el derecho de consignar aquí este escrúpulo, para que valga lo que la sensatez del lector juzgue regular.
La otra noche, por ejemplo, representaron aquí, en uno de nuestros mejores teatros, una comedia de Molière, traducida por Moratín, y el público, que era de lo más selecto de esta coronada villa, echó á rodar sin el menor escrúpulo la gloria del gran dramaturgo francés y de nuestro egregio poeta clásico, y salió casi unánime sentenciando que era estúpida la tal comedia.
-Pues con ese beneplácito -respondió el cura-, digo que mi escrúpulo es que no me puedo persuadir en ninguna manera a que toda la caterva de caballeros andantes que vuestra merced, señor don Quijote, ha referido, hayan sido real y verdaderamente personas de carne y hueso en el mundo; antes, imagino que todo es ficción, fábula y mentira, y sueños contados por hombres despiertos, o, por mejor decir, medio dormidos.
Estoy seguro, de que en España no me habria ocurrido el menor escrúpulo en este instante; pero me hallo en país extranjero; esta circunstancia es una voz de alerta que clama siempre en torno nuestro, y me ví asaltado por un sentimiento singular, muy singular en mí.
Llegábase á esto el vil interés de tal cual, que degenerando de la innata piedad de sus mayores, no hacía escrúpulo de apresar ya á este, ya al otro de aquellos pobres indios cristianos y reducirlos á miserable esclavitud.
Y la pobre vieja lloraba como una niña en presencia de su sobrina, se esforzaba en convencerla para que «abandonase la mala senda del pecado»; estremecíase de horror pensando en su inmensa responsabilidad ante Dios. «Toda una vida de devoción para tener limpia el alma, creerse casi en estado de gracia y despertar de repente en pleno pecado sin comerlo ni beberlo, por causa de su sobrina, que convertía su santa casa en una sucursal del infierno, haciéndola vivir rodeada del pecado». Y el miedo de la pobre señora, el escrúpulo y el terror de aquella alma sencilla, eran lo que más profundamente hería a Leonora.
Palabra del Dia
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