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Actualizado: 4 de julio de 2025
Quedaba para catas particulares, para tiendas y sitios públicos la tercera parte de la calle: esto es lo que describiremos con más detención, porque es importante dar á conocer el gran escenario donde tendrán lugar algunos importantes hechos de esta historia.
Los únicos acontecimientos que hayan señalado su reinado son la quiebra de un almacenista de carbones y la destitución de dos oficiales pagadores. Después de un proceso escandaloso, en el cual su nombre no sonó para nada, creyó prudente exhibirse en un escenario más amplio y tomó el piso que aun ocupa en la calle del Circo.
A los ocho días de celebrarse la anterior junta, todo el pueblo estaba en movimiento. Por mañana y tarde un redoble de tambor y un alegre paso doble convocaba á todo el que gratuitamente quería contribuir á levantar el escenario. Como la fiesta era para el pueblo, este en masa acudía á la gran explanada, cerca de la mar y á la vista del Mayon, que se había elegido para construir el teatro.
Emma se creyó en el deber de no dejar ir solas a aquellas señoritas al escenario y sus oscuros alrededores, y desde la primera noche, sin consultarlo tampoco con nadie, las acompañó, y las presentó a la Gorgheggi, que las ofreció su cuarto para pasar el rato en amable tertulia durante los entreactos.
Abajo en lo que llamamos patio, los diputados ocupaban sus asientos en dos alas de bancos: en el escenario había un trono, ocupado por un obispo y cuatro señores más y delante los secretarios del despacho. Poco habían unos y otros calentado los asientos, cuando los de la Regencia se levantaron y se fueron como diciendo: «Ahí queda eso».
Harto difícil y muy raro es el mencionado triunfo; de suerte que la mayoría de los extranjeros que van a París, sobre todo si son portugueses, españoles o hispano-americanos, a fin de gozar en París de algo más que de aquello que se paga, forman sociedad aparte, y son como una colonia, y están como en un teatro, cuyas magníficas decoraciones son la gran ciudad de las orillas del Sena, pero entre cuyos personajes apenas hay un francés de cierta importancia, a no ser alguno que por curiosidad cruce el escenario de pasada y tome parte en la acción sin premeditarlo y casualmente.
Allá viene... sus amigos los cruzados le rodean. Todo ha de hacerse como lo he dispuesto yo... indicó lord Gray quiero despedirme de Cádiz con buen bromazo. Lástima que esto no pudiera hacerse en el escenario del teatro. Señores, se acerca la hora. ¿Baja usted... Araceli? Al instante voy.
Las señoras, por lo general de medio pelo, que se allanaban a ir a la tertulia, no parecían sus iguales, sino las acompañantas y servidumbre de una princesa o las figurantas y coristas que rodean en el escenario a la encumbrada y aplaudida prima donna.
El público ya tenía entre pecho y espalda setenta y cinco endecasílabos de este monólogo y se disponía a recibir con resignación otra partida no menos crecida, cuando de pronto... ¿Qué ha pasado... qué sucede? ¿Por qué se levanta el público? ¿Por qué se puebla la escena de gente? Un bulto, un hombre, acaba de caer de las bambalinas sobre el escenario con espantoso estruendo.
Y así es la música de sus dramas de historia, y de los de pelea, y de los de casamiento, mientras los actores gritan y andan delante de los músicos en el escenario, y los generales se echan por la tierra, para figurar que están muertos, o pasan la pierna derecha por sobre la espalda de una silla, para decir que van a montar a caballo, o entran por entre unas cortinas el novio y la princesa, para que se sepa que se acaban de casar.
Palabra del Dia
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