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Actualizado: 18 de julio de 2025
Ya que ha entrado usted aquí sin más ni más, es preciso que sepa usted que no me coge en ninguna aventura escandalosa, ni de eso nace mi enojo por su importunidad. Hombre, hombre, hombre; si yo no pregunto... dijo él encogiéndose de hombros.
Ya sabes que yo soy enemigo de la riqueza individual, pero, ¡qué demonio! hay que reconocer que en otros países hace algún bien y sirve para algo. En los Estados Unidos, por ejemplo, esos tíos que atraen el dinero á sus manos, con una buena suerte escandalosa é indecente, y que mueren dejando centenares de millones, tienen, al menos, la discreción de hacerse perdonar con obras útiles.
El motivo de la ruina, según opinión de todos los amigos de la familia, fue la mala conducta de la esposa de Nicolás Rubín, mujer desarreglada y escandalosa, que vivía con un lujo impropio de su clase, y dio mucho que hablar por sus devaneos y trapisondas.
Allí se trabaron las primeras disputas de las cuales hicieron luego escandalosa síntesis los autores respectivamente de los dos célebres libros <i>Diccionario manual</i> y <i>Diccionario crítico-burlesco</i>, ambos signo claro de la gran reyerta y cachetina que en el resto de siglo se había de armar entre los dos fanatismos que ha tiempo vienen luchando y lucharán por largo espacio todavía.
El nuevo gabinete, pasados algunos días, juzgó que Juan era un organista peligroso para el orden público, y que desde lo alto del coro, en las vísperas y misas solemnes, roncando y zumbando con todos los registros del órgano, le estaba haciendo una oposición verdaderamente escandalosa.
Beatriz dio respuesta a su marido con un signo negativo de cabeza y en sus labios se dibujó indefinible sonrisa. Pocos días después de estos incidentes, ocupábase la crónica escandalosa de París de una ruptura entre el marqués de Pierrepont y la baronesa de Grèbe. Estos rumores eran fundados.
A aquella muchacha fiera y escandalosa le importaba un bledo ir a presidio o a la horca con tal de satisfacer su venganza. Era necesario escapar de Madrid. ¿Adónde? Después de meditar varios días este punto, se decidió por París. Aquella inmensa ciudad, emporio de todos los placeres, convenía admirablemente a los fines interesantes que Romadonga perseguía en esta vida.
El presidente le hizo las preguntas de la ley, en tono respetuoso y hasta galante. Respondió con notable claridad y precisión. ¿Es cierto le preguntó el presidente que ha sido usted objeto de una agresión maliciosa y escandalosa por parte del procesado? Sí, señor. Relate usted lo ocurrido en la forma que usted crea más oportuna, sin separarse de la verdad.
No hay modo de convencer a sus padres de usted de que la marquesa de Montálvez no sea la mujer más perdida y más escandalosa del mundo, o se convencen de que es una señora como otra cualquiera; pero se empeñan en que basta su mala fama para que usted no deba casarse, y no se case, con su hija, lo cual es lo mismo para usted.
Leyóle estos cuidados en la cara Leto, y le dijo para tranquilizar de paso a Nieves, que, ciertamente, no lo necesitaba: Repare usted que vamos solamente con el foque y la mayor, y que la mar está como una balsa de aceite. ¡Qué diría usted si izáramos la escandalosa allá arriba, como la hubiera izado yendo solo?... ¡Si esto es navegar en una palangana!
Palabra del Dia
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