United States or American Samoa ? Vote for the TOP Country of the Week !


476 Primero entierran las prendas en cuevas como peludos; y aquellos indios cerdudos, siempre llenos de recelos, en los caballos en pelos se vienen medio desnudos. 477 Para pegar el malón el mejor flete procuran; y como es su arma segura vienen con la lanza sola, y varios pares de bolas atados a la cintura.

Como última pincelada del cuadro que vamos bosquejando, merece ser copiado otro documento de los mismos curas de la mencionada iglesia de San Andrés en el cual decían: «que la dicha iglesia tiene vn cementerio en el qual se entierran cada vn año assí de la collación como del hospital del amor de dios, más de ochocientas personas y están sepultados de mucho tiempo más de cien mil christianos, en medio de dicho cementerio está puesta vna cruz grande de mucha veneración como lugar dedicado para lo sobre dicho por todo lo qual es lugar de piedad, emos hallado y visto muchas veces perros sacando parte de los cuerpos de los sepulcros y comiéndolos y los vecinos comarcanos no teniendo respecto á la decencia del lugar echan de noche mucha suciedad y inmundicia de sus casas en el dicho cementerio, lo cual parece muy mal y todo lo sobredicho nasce de estar el dicho cementerio descubierto y sin cerca ...» Pedían que la Ciudad lo mandase cercar.

Los Moluches, Tahueches y Divieches, entierran sus difuntos en hoyos grandes y cuadrados. Juntan los huesos y los guardan, atando cada uno en su respectivo lugar, y cubriéndolos con las mejores telas que pueden encontrar, adornadas de cuentas, plumages, &a. Todo lo cual se limpia ó muda una vez al año.

Una pobre costurera de Londres ansía ver florecer en su ventana un tiesto lleno de tierra negra; una flor daría consuelo a aquella desheredada; mas en la disposición de los seres, por desgracia, en ese momento, la substancia que allá debía ser rosa, es aquí un hombre de Estado... Viene entonces el chulo de navaja y hiere al estadista; la puñalada le descarga los intestinos; lo entierran: la materia comienza a desorganizarse, mézclase a la vasta evolución de los átomos, y el superfluo hombre de gobierno va a alegrar, bajo la forma de una flor a una rubia costurera.

Canta la música los responsos allí, y en dos o tres paradas hasta llegar al cementerio, que se comunica por puerta que tiene la iglesia que corresponde a aquel lugar, en donde lo entierran entretanto le cantan el oficio que llaman de sepultura; pero a muy pocos he visto les hayan cantado vigilia y misa de cuerpo presente.

Los negritos que ocupan las montañas de Ilocos más bien se extienden hacia la parte de Ilocos Norte que hacia el Sur; se diferencian poco de los demás negros de los otros montes de las islas; su escaso vestido suele ser de cáscara ó corteza de árboles ó alguna manta tosca; pagan reconocimiento cuando se les puede hallar, reconocen por reyezuelo al más viejo entre ellos, y entierran sus difuntos en el monte, poniendo junto al cadáver eslabón, piedra, yesca, un arma y un pedazo de carne de venado, y todo el que de ellos pasa próximo, ha de dejar algo de lo que cogió en la caza ó le dieron los cristianos

Y ¿cómo podría ser de otro modo? ¿Por qué habría de preferir un hombre culpable, por ejemplo, de asesinato, conservar el cadáver enterrado en su propio corazón, más bien que arrojarlo lejos de de una vez y por siempre, para que el mundo lo tome por su cuenta? Sin embargo, algunos hombres entierran sus secretos de esta manera, observó el tranquilo médico.

Pero yo nada tengo que ver con eso, murmuró S. E.; que se dirija al Director de Administracion, al Gobernador de la provincia ó al Nuncio... Lo que le diré á usted, dijo el P. Camorra, es que ese maestrillo es un filibusterillo descontento: ¡figúrense ustedes que el hereje propala que lo mismo se pudren los que se entierran con pompa que los que sin ella! ¡Algun día le voy á dar de cachetes!

-Debió de morir, sin duda -dijo Sancho. ¡Claro está! -respondió Trifaldín-, que en Candaya no se entierran las personas vivas, sino las muertas.

Bien es verdad que creen son las almas inmortales y á sus difuntos los entierran poniéndoles en la sepultura algunas viandas y sus arcos y flechas para que en la otra busquen á costa del trabajo de sus manos, con qué poder vivir, y de esta manera quedan persuadidos que no les precisará el hambre á querer volver á este mundo.