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Actualizado: 25 de noviembre de 2025
Encima de estos muebles se veían roperos sin ropa, jaulas sin pájaros, y arrinconado en la pared, un biombo de cuatro dobleces, mueble que, entre los demás, tenía no sé qué de alborozado y juvenil.
En estas niñeces pasé algún tiempo aprendiendo a leer y escribir. Echamos suertes entre doce señalados por él y cúpome a mí. Avisé a mis padres que me buscasen galas. Llegó el día y salí en uno como caballo, mejor dijera en un cofre vivo, que no anduvo en peores pasos Roberto el diablo, según andaba él. Era rucio, y rodado el que iba encima por lo que caía en todo.
En esto, despertó Sancho, y, sintiendo aquel bulto casi encima de sí, pensó que tenía la pesadilla, y comenzó a dar puñadas a una y otra parte, y entre otras alcanzó con no sé cuántas a Maritornes, la cual, sentida del dolor, echando a rodar la honestidad, dio el retorno a Sancho con tantas que, a su despecho, le quitó el sueño; el cual, viéndose tratar de aquella manera y sin saber de quién, alzándose como pudo, se abrazó con Maritornes, y comenzaron entre los dos la más reñida y graciosa escaramuza del mundo.
Lo he rasgado yo respondiola el mozo, tan ruborizado como la interpelante , porque era de necesidad abrir por algún lado para que usted respirara con desahogo.... y elegí ese lado de atrás por parecerme menos... vaya, menos... y aun eso se hizo, al llegar al corsé, bajo el impermeable que no se le ha vuelto a quitar a usted de encima. ¿Es cierto, Cornias?
Los dos barcos estaban á cincuenta metros el uno del otro y entre ellos los nadadores, tan próximos á ser presos por sus verdugos como recogidos por sus salvadores. ¡Alto! rugió de nuevo el vigilante, ú os echo á pique. ¡Pasad por encima! exclamó Marenval, que se inclinó en la proa, como para dar más autoridad á su orden. ¡Gahead! gritó el timonel.
Y la otra es la que se ve allá abajo, a la mano izquierda: la misma salida del río. ¿No ves un camino que va por encima de él siguiendo toda la ladera? El puente está aquí a la izquierda, entre aquellos jarales. Puede que le confundas con ellos por lo viejo que es... Pues por ese camino se va... ¿Hasta dónde? ¡Hasta dónde!... ¡Trastajo! hasta la mar, si te conviene. Bien; pero ¿por dónde?
Sola en casa con su padre, apenas este salía, ella le imitaba por no quedarse metida entre cuatro paredes: vaya, y que no eran tan alegres para que nadie se embelesase mirándolas. La cocina, oscura y angosta, parecía una espelunca, y encima del fogón relucían siniestramente las últimas brasas de la moribunda hoguera.
El gigante, atraído por sus risas y queriendo ver el espectáculo de más cerca, se tendió de bruces en la arena, apoyándose después en ambas manos para sacar su cabeza por encima del palacio. Un griterío de mil voces acogió la aparición de este rostro gigantesco que iba elevándose poco á poco sobre el palacio como surge el sol por detrás de las montañas.
Sin embargo, no temía la persecución. Mirando al cielo, vio que las estrellas de oriente palidecían, y que las lejanas cumbres, perdida su espectral blancura, se destacaban ya con sombrías tintas sobre un cielo cada vez más argentino. El día se le venía encima.
Por todas partes veía cataratas de nieve sucia y de restos, y me preguntaba con cierto espanto instintivo si, hendiéndose las rocas como la misma nieve, se irían á unir por encima del valle en una sola masa viscosa, derramándose á lo lejos por el campo.
Palabra del Dia
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