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Actualizado: 22 de mayo de 2025
La tía, aunque no sea más que por vergüenza, se apresurará a sacarla... De lo demás yo me encargo. Todo eso está muy bien dijo el conde después de una pausa, mirando con cariño a su hija. Sólo hay un punto negro. Ya lo sé; el madrugar, ¿verdad? Yo me encargo de despertarte... ¡No, no! exclamó asustado. Prefiero ir directamente a casa de la prima. ¡Qué hombre tan perezoso!
Muy bien, señor; ¿y si la señora duquesa?... Dí á Alvarado, mi secretario, que la diga que no he podido despedirme de ella porque he partido en posta con un encargo secreto del rey para la corte de Francia. Adiós. Que vuecencia lleve buen viaje. Poco después salió Esperanza cubierta con la capa del duque, y asida á su brazo entró en el coche.
Salí precipitadamente, aprovechando aquella libertad de acción conquistada con tanta suerte y que tanto deseaba. Ya no me faltaba más que obtener de la casualidad el favor de encontrar al paso á la cantante. El portero, á quien di un dollar, se encargó de darme noticias.
El mujerío, la militar música y el cielo de Madrid, que es un cielo de encargo para festejos populares, concurrían a dar a la solemnidad su expresión característica.
Habíalas, hechas como de encargo, para antes y después de comer, para las horas del sueño y el trabajo, y hasta para torpes casos a que no sospechó Pepe pudieran estar sujetas su madre y hermana, como uno que llevaba este epígrafe: Para cuando sintamos deseos lascivos.
Ea, ya estás libre le dijo su tío llevándole a almorzar a una posada. Lo que importa ahora, demonio de muchacho, es que te marches cuanto antes... Lo demás, me entiende usted, corre de mi cuenta... Yo me encargo de probar que no ha habido tal robo ni tales calabazas... Así se hizo.
Porque si bien el perro de D. Félix no había brillado nunca por su amabilidad, tampoco se había mostrado con ella á tal punto desabrido. Una tarde en que se hallaba D. Félix hablando con Regalado en la sala grande, llegó Flora con encargo de D.ª Robustiana para traer una cesta de ropa. Al pasar vió á Talín durmiendo enroscado sobre una silla.
Como encargada á los jueces letrados la recaudacion del tributo que pagan los indios, deberá arreglarse en disposicion separada qué clase de garantías y en qué forma deberian prestar por este encargo, y simplificar metódicamente el sistema de cuentas que anualmente deben rendir de los fondos que recaudasen; pues el método que se observa de dar cuentas de su administracion los alcaldes mayores y correjidores al concluir y cesar en su encargo, es perjudicial y ruinoso al erario público, á los interesados, y á la recta administracion de justicia: cuentas claras y anuales es el modo mejor de poner á cubierto y en buena administracion los fondos del estado, y si se hallase otro medio mas seguro, ese deberia ser el que se adoptase.
El Conde encargó a un individuo que nos proporcionase una residencia modesta y conveniente, y se presentó, por fortuna nuestra, una buena ocasión; estaba en venta una encantadora posesión en los alrededores de Londres, situada admirablemente y amueblada con gusto y elegancia; tenía cristalinas aguas, un parque magnífico, y la obtuvimos por un precio módico.
La señora murió, y mi padre entonces me llevó consigo a su casa, y ya no me confió a nadie. A los pocos meses de estar con mi padre, donde me cuidaba una criada anciana, vino de Inglaterra el aya que mi padre encargó para mí y que ha estado conmigo hasta pocos días antes de que mi padre y yo viniésemos a Villafría.
Palabra del Dia
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