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Actualizado: 22 de junio de 2025


Todos estaban ya informados de lo que iba a suceder, unos directamente por Juanita, según ya hemos visto, y otros por medio del maestro de escuela, a quien Juanita había dado el encargo de convidarlos. No fueron, pues, indispensables ni discursos ni explicaciones. Reinó allí muy cordial alegría. Rafaela, auxiliada por Calvete, a quien llamó para este fin, sirvió un delicado piscolabis.

Todo eso, compañeros, quedará terminado mañana por la noche o pasado mañana cuando más; yo me encargo de ello; pero no se reduce todo a ocupar una posición y ponerla en buenas condiciones de defensa; es preciso obrar de manera que el enemigo no pueda rodearla...

¿Debe ser aquí dijo mi tío, no, Alejandro? , señor, aquí es repuso Alejandro. Mi tío, a quien ya se habían acercado el hombre y la mujer, seguidos de los niños, que nos miraban curiosamente, les hacía no qué encargo doméstico que Blanca le había encomendado para ellos, y la mujer parecía oírlo con cierta duda y extrañeza.

Cuando Isidora llegó a Madrid, recibió don Manuel una carta del Canónigo recomendando a su sobrina, e indicando de un modo vago el asunto que tanto había hecho reír al señor Director. Por encargo de este, Joaquín la visitó; encontrola guapa el primer día, el segundo muy guapa, y el tercero deliciosísima, con lo que la diputó por suya.

Descuide usted, Butrón, pero le encargo también que no tarde en mandármelas si las recibe usted primero. ¡Oh! replicó Butrón con mucha galantería . Imposible es que Jacobo cometa semejante pifia...

Así es que algunos años antes de su abdicación, hallándose el César en los Países Bajos, encargó á su hijo D. Felipe que, antes de partir á casarse con la Reina de Inglaterra, fuese al célebre convento y plantease en él las habitaciones que debían construirse para recibirlo y albergarlo en su día.

Mira me dijo, desde hoy yo me encargo de ti. ¡Qué diablos! Soy viejo, pero tengo el alma joven todavía: seré tu padre y tu hermano al mismo tiempo. Tengo mala fama en el mundo: las mujeres como misia Medea me aborrecen, porque no creo en deidades políticas; y los hombres como don Eleazar tampoco me pueden pasar, porque no hacer negocios de los que ellos hacen.

El pobre continuó , por lo que he visto al examinar rápidamente sus papeles, era más rico que yo creía. Este encargo supremo de mi pobre amigo va á darme mucho que hacer, y tal vez me obligue á dimitir mi empleo. ¡Quién sabe si podré regresar aquí!... Temo que transcurra mucho tiempo antes de que volvamos á vernos.

La adornaba una muy picuda y afilada nariz, y una boca hecha de encargo para respirar por ella, pues no eran sus órganos respiratorios los más fáciles y expeditos.

Era el dueño, que venía á recobrar su buque para hacerlo entrar en el puerto con toda legalidad. El mismo bote se encargó de llevar á tierra á Ulises con su pequeña maleta. Le acompañaba un señor rojizo y obeso, que parecía tener gran ascendiente sobre el patrón.

Palabra del Dia

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