Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 13 de octubre de 2025


Poco después llegó Emilia al cuarto de esta, y diole excusas por la soledad en que se había quedado en noche de tanta alegría. Mas, no dando su brazo a torcer Isidora, replicó que había estado perfectamente en su cuarto.

El comedor, expuesto al Poniente, estaba caldeado como un horno. Emilia y Leonor hilvanaban junto a la mesa, ya despojada de manteles, a ratos silenciosas, a ratos charlando por lo bajo sobre cosas que las hacían reír.

Emilia comenzó a observarle y le pareció que todo eran chismes y habladurías, porque Julián seguía diciéndole cosas muy atrevidas con la mayor serenidad, sonriendo, bromeando tan a las claras que a la menor observación un poco seria podría responder ofendido: «¡Señora! ¿Pero usted qué se ha figuradoNo se atrevió a llamarle al orden, como le aconsejaron sus amigas, pero tanto machacaron y tanto le dijeron, que determinó hacerle alguna observación.

A él que no le sacaran de apuntar números, de leer La Correspondencia, hacer cigarrillos y charlar. Todo lo demás era ocupación denigrante. Una noche de verano, sin embargo, en que estaba toda la familia reunida en el comedor, como de costumbre, D. José empezó a mover la máquina. «Papá le dijo Emilia , ya que no nos ayuda usted, al menos enseñe a coser a Isidora».

A los tres o cuatro días de estar allí, el espíritu de Isidora se adaptaba mansamente a la regularidad placentera de la casa, a la poca luz, al olor de badana, a la vista de los feos objetos, y notaba en una tranquilidad, un gozo que hasta entonces le fueron desconocidos. Riquín hizo tan buenas migas con los dos chicos de Emilia, como si se hubieran criado en la misma cuna.

Como la puerta había quedado abierta, Miquis, Emilia y Riquín entraron sin necesidad de fatigar la campanilla a una hora que, según cálculos aproximados, debía de ser la de las nueve de la mañana del día siguiente. Y como vieran a don José tendido en el suelo sin compañía, al punto coligió Miquis que Isidora estaba ausente.

Cuando Augusto llegó, negose Isidora a ir al teatro, porque le había dado jaqueca. Emilia y Leonor no quisieron ir tampoco, y el buen estudiante quedó en la situación más desairada del mundo. Pero como era tan listo, y maravillosamente a todo se plegaba, hasta dominar las situaciones más difíciles, bien pronto cautivó a la familia con sus donaires.

Ella vendrá luego a dirigirla, porque yo, francamente, entiendo poco de estas cosas tan historiadas y tan recargaditas. Emilia, esa chica, es muy hábil y trabaja por poco dinero... Es una infeliz sin pretensiones, pero le da palmetazo al célebre Worth, no te creas...».

Ya lo tenía resuelto cuando recibió una tarjeta en que Julián le anunciaba que por exigencias de un negocio marchaba a Barcelona, donde pasaría dos meses. «Esas tontas pensó Emilia no saben lo que se pescan. Si este hombre hubiese puesto en los ojos, o no se marcharía o hubiese venido a despedirseEn aquellos dos meses no la escribió una sola carta.

Nuestra decadencia o postración ha de ser, por consiguiente, accidental y no esencial. Depende de varios achaques y dolencias de que es menester que sanemos. Para conseguirlo, propone doña Emilia, algunos remedios que a me parecen excelentes. Lo que importa ahora es que haya alguien que sepa aplicarlos con energía y perseverancia.

Palabra del Dia

neguéis

Otros Mirando