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Actualizado: 10 de junio de 2025


MODO DE CONSERVAR EL EMBUTIDO. El embutido, después de hecho, tiene que ahumarse en cocina de leña si ha de ser para conservar todo el año; después se deja enfriar unos días, se limpia bien y se va acomodando todo en vasijas con gran cuidado para que vayan ajustados los chorizos unos a otros y no se echen a perder, vertiendo sobre ellos la salmuera y dejándolos completamente cubiertos.

Añádase á esto un cuerpo delgado y pequeño, caracterizado con el aspecto fatigoso de un cansancio habitual, y este cuerpo embutido dentro de un traje de terciopelo negro; añádase un cordón de seda del que cuelga sobre el pecho el toisón de oro; un pequeño puñal de corte, pendiente de un cinturón tachonado de pequeños clavos de plata, y al otro lado un largo rosario negro sujeto al mismo cinturón, y se tendrá una idea de Felipe III, tal cual se presentó á la duquesa de Gandía.

Estar despierto; nada más. Por la noche, es verdad, hay un poco de teatro, y tiene un elegante el desahogo inocente de venir a silbar un rato la mala voz del bufo caricato, o a aplaudir la linda cara de la altra prima donna; pero ni se proporciona tampoco todos los días, ni se divierte en esto sino un muy reducido número de personas, las cuales, entre paréntesis, son siempre las mismas, y forman un pueblo chico de costumbres extranjeras, embutido dentro de otro grande de costumbres patrias, como un cucurucho menor metido en un cucurucho mayor.

Algún tiempo después de vivir de aquel modo, tuvo nuestro joven otro encuentro, fecundo también en graves consecuencias. Aconteció que un día de Carnaval se disfrazó de máscara, y en compañía de otros dos amigos, se bajó al Prado. Vestía traje de chula, y ostentaba, para mayor regocijo de los mirones, un seno exuberante, embutido de algodón.

Empleó en ella mucho jaspe rojo, mucha pintura al fresco, mucho bronce, mucho embutido de mármol blanco, muchos relicarios de plata y oro de entortijadas formas, lámparas, vasos, y otras alhajas del mismo estilo, y algunas estátuas en actitudes sumamente movidas; y logró un conjunto tan poco feliz, tan inarmónico y desarreglado, que no hay ojos familiarizados con las buenas obras del arte que lo puedan resistir.

Su padre había visto estos grandes sucesos: iba de paje en el jabeque de Riquer. Luego había caído cautivo de los argelinos, siendo de los últimos esclavos, antes de que llegasen los franceses a Argel. Allí se vio en peligro de muerte un día que los diezmaron a todos por el asesinato de un moro perverso, cuyo cadáver apareció embutido en una letrina.

Todo eso era indispensable, replicó el doctor tuerto, y de los males individuales se compone el bien general; de suerte que quanto mas males particulares hay, mejor está el todo. Miéntras estaba argumentando, se obscureció el cielo, sopláron furiosos los vientos de los quatro ángulos del mundo, y á vista del puerto de Lisboa fué embutido el navío de la tormenta mas hermosa.

El Tuerto, que iba materialmente embutido entre las dos ballestas traseras del carro, era el único que recordaba un poco lo que él mismo había sido antes.

Nuevo, , porque en los recuerdos que yo guardaba y guardo en la memoria del paso de la muerte por mi hogar, nada había que se pareciera en los procedimientos ni en los detalles ni en los accesorios a aquella lenta, cruel e inexorable labor destructora; a aquel acabamiento de un hombre fibra a fibra, en lo recóndito de un caserón destartalado y embutido en una rendija de la cordillera cantábrica, y a la mortecina luz de dos velucas de cera, mientras zumbaba y rugía la nevasca en las tenebrosas soledades del contorno.

Las hermanitas, vestidas unas veces con trajes de sociedad, obra de una modista francesa, y que todavía estaban por pagar; graciosamente disfrazadas otras de labradoras, de pierrots o de calabresas; Rafael, de etiqueta, embutido en un gabán claro, tan corto de faldones que parecía una americana; y la mamá satisfecha del éxito alcanzado por sus niñas, y a pesar del cansancio, sonriente y majestuosa con su vestido de seda, que crujía a cada paso, y encima el amplio abrigo de terciopelo, Juanito contemplaba con el cariño de un padre este desfile desmayado que iba en busca de la cama, arrojando al paso en las sillas los adornos exteriores.

Palabra del Dia

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