Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 9 de junio de 2025


Dejar ignorado que Pierrepont lo conocía hubiese sido ilusoria presunción, porque Elisa no podía esperar que el marqués se condenase en lo sucesivo a la misma reserva que observara en el pasado, siendo imposible suponer tampoco que consintiese ahora en continuar soportando el desprecio de Beatriz sin intentar ante ella una justificación de su pasada conducta, aunque no fuese más que de aquella observada la noche anterior en el palco del teatro Francés.

La nueva, por último, del duelo del Conde con el poeta Arturo por defender la inmaculada pureza de la mujer del empleadillo, estalló como una bomba en el corazón de Elisa.

Era, pues, indispensable darle pruebas de completa sinceridad. Mucho se violentó antes de resolverse. Su orgullo se resistía. Sus costumbres, tan contrarias a la humilde franqueza, ponían dique a su deseo. Elisa sabía prometer, alentar, dar esperanzas de un modo tan aéreo y confuso, que se pudiese negar hasta ella misma que había prometido y alentado.

Fuese esto verdad o mentira, implicaba una consideración, un respeto, una atención tan delicada hacia la mujer del empleadillo, que Elisa se llenaba de ira y hasta de envidia cuando en ello cavilaba. Mientras más esfuerzos hacía por no cavilar, más frecuentes eran las cavilaciones.

Besáronse largo tiempo deshechas en lágrimas, y, en medio de su efusión, cambiáronse todavía algunas palabras, recomendando Beatriz a Elisa que, por razones que brevemente le explicó, nada dijese a nadie, el marqués exceptuado, acerca de su proyectada entrada en religión.

3 Y los hijos de Gomer: Askenaz, y Rifat, y Togarma. 4 Y los hijos de Javán: Elisa, y Tarsis, Quitim, y Dodanim. 5 Por éstos fueron partidas las islas de los gentiles en sus tierras, cada cual según su lengua, conforme a sus familias en sus naciones. 6 Los hijos de Cam: Cus, y Mizraim, y Fut, y Canaán. 7 Y los hijos de Cus: Seba, Havila, y Sabta, y Raama, y Sabteca.

Las comedias que contiene son las siguientes: La honestidad ofendida de Elisa Dido, Los triunfos de San Miguel, El rayo de Andalucía, Los desagravios de Cristo, El invisible príncipe del Baúl, Las muñecas de Marcela, El Señor de Noches-buenas, El amor cómo ha de ser, La tragedia del duque de Verganza. Hijos ilustres de Madrid, por Baena.

Mas ¿qué quieres, Elisa, que te diga, si, aunque de mente inquieta, no soy, por mi desgracia, hermosa amiga, soltero ni poeta? Me sentía morir, y quise verla, darle mi maldicion; y... vino... y sus ojos, y... le dije... «¡Que te bendiga Dios!» «¡La amoyo me decia loco, embriagado en su recuerdo hermoso, y «¡la amorepetia. ¿Dónde se fué el ensueño venturoso que en su amor me forjé?

¡Si cometiese semejante falta replicó la señora de Aymaret riendo , no sería una prudente mujercita!... Caía la tarde y las dos amigas se despidieron. Pero Elisa vino a ver a Beatriz con frecuencia hasta tanto que pareció ésta a la vizcondesa más calmada.

La reacción del orgullo herido fué violentísima y poderosa. Entonces, corriendo en su coche por la calle de Alcalá abajo, Elisa juró guerra a muerte a doña Beatriz, la cual estaba muy ajena de que se alzaba contra ella tan temible enemiga.

Palabra del Dia

rigoleto

Otros Mirando