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Actualizado: 14 de junio de 2025


Al contrario de ciertos seres viles que se complacen en transmitir el veneno de la murmuración, tenía gusto en ir repitiendo a cada cual lo bueno que de él hablasen los demás: «Pepita, ¿sabe usted lo que acaba de decirme doña Rosario del vestido que usted lleva?... que es elegantísimo, muy sencillo y de mucho gustoPepita se esponjaba en su palco, y dirigía una mirada de ternura a doña Rosario, a pesar de que nunca le había sido simpática.

Isidora vestía una bata azul de corte elegantísimo. Acababa de peinarse y su cabeza era una maravilla. Nadie que la viese, sin saber quién era, podría dudar que pertenecía a la clase más elevada de la sociedad. Contemplola D. José, más que con amor, con veneración, con fanatismo, como el salvaje contempla el fetiche, y poco faltó para que se la hincara delante.

Al cuello le colgaron, á modo de condecoraciones, la chapa de un kepis elegantísimo, una fosforera redonda que parecía reloj y el tapón de cristal de un frasquito de esencias. Las pajaritas tuvieron la buena ocurrencia de ponerle en la cintura, á guisa de espada ó daga, una lujosa plegadera de marfil.

Si alguna mocita soltera o alguna casada joven siente veleidades de dejarse seducir y sonsacar, hay con frecuencia un padre o un marido que la sana y endereza con una buena vara de mimbre. Ni debe estar muy seguro y descuidado el seductor, por mucho respeto que inspire. No basta a veces la inocencia, si es que infunde recelos algún galán. Cierto compañero mío de colegio, en el Sacro Monte, fue, años ha, a curar las almas en un lugar de mi provincia. Era gran teólogo, recto y virtuoso; pero bien hablado, elegantísimo, peripuesto y agradable; era hombre que en el siglo XVIII hubiera figurado, en una corte, como el más delicioso abate. Pues bien, en el pueblo la tomaron con él, y, como vulgarmente se dice, le abroncaron. El brónquis que le dieron llegó hasta tirarle algunos tiros, pero con pólvora sólo, para asustarle.

Currita, sentada ante una preciosa mesa redonda, cuya tapa era un ónix mexicano, examinaba una gran porción de láminas y dibujos que le presentaba Celestino Reguera, y pasábalos a su vez a Jacobo y a Tonito Cepeda, vago elegantísimo, entendido en caballos como el hijo de Teseo, amateur de todo lo que era arte, y digno por su exquisito gusto de que la patria agradecida le votase una pensión en Cortes, como representante en España del buen tono parisiense.

Por hoy, con todo y para no pecar de prolijo, diré que en Málaga se conserva la tradición literaria, poética y erudita, a cuyo frente descuella en el siglo pasado el Marqués de Valdeflores, y a principio del siglo que va a terminar el elegantísimo poeta D. Juan María Maury.

Yo te aseguro que el peinado te sienta a las mil maravillas, que el traje es elegantísimo y que eres tan hermosa como un ángel. Pues entonces la culpa no es de la modista ni del peluquero, sino exclusivamente mía. ¡Dios de bondad! ¿Cómo haces, Amaury, para tener un gusto tan detestable como el de quererme a ?

No fue el comedimiento y gravedad que mostraba; no fueron las cosas razonables y bien medidas que dijo; fue su vestido, que era elegantísimo, de novedad, admirablemente cortado, hecho y adornado.

De ella hubiera podido decirse lo que de cierto personaje dijo un escritor elegantísimo: «Si asiste a una boda, quisiera ser la novia; si a un bautizo, el recién nacido, si a un entierro, el muerto».

Dos de ellos dan á la parte donde subíamos, sirviendo el uno de entrada á la rampa, y el otro como de balcón, desde el cual se tocan con la mano los bermejos frutos de los naranjos del compás, y se descubre, al través de sus ramas, un elegantísimo ángulo de la contigua iglesia, de perfecto estilo gótico, cuyas gentiles ojivas, esbeltos juncos y erguidas agujas, todo ello de una resistente piedra dorada por los siglos, infunden en el ánimo, en medio de aquellas abandonadas ruinas, arrogantes ideas de inmortalidad.

Palabra del Dia

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