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Actualizado: 14 de mayo de 2025
Llegamos al piso segundo, en cuyo rellano nos aguardaba un tercero en discordia, y cerca del umbral de la puerta una señora de mediana edad, vestida con sencillez y gusto. Nos explicamos en pocas palabras, entramos en un elegantísimo salon, y antes de tres segundos, teniamos delante un chal como el que habiamos visto en el escaparate.
En su imaginación presta a su marido, ya que no talento, recto juicio, bondad extremada, ternura y delicadeza de afectos. Con estas cualidades, y siendo él como es buen mozo, elegantísimo y ágil en el sport, no podrá menos de satisfacer el amor propio de ella y de tenerla, si no prendada, tan agradecida y devota que casi toque y se confunda con el amor su gratitud y su rendimiento.
Un elegantísimo tomo en 8.º, de 381 páginas, 3,50 pesetas en rústica y 4,50 en tela inglesa. Preciosa novela, y una de las más interesantes y mejor escritas del autor; publicada hoy íntegra por primera vez, viene á satisfacer los deseos de las muchas personas inteligentes que leyeron ya los primeros capítulos, y vieron con pena su repentina interrupción.
La hija de Estrada-Rosa, lucía un traje elegantísimo recién salido del taller de una de las más afamadas modistas de París. Su belleza, de la cual sus compatriotas no conocían más que el delicado botón, se había convertido en rosa espléndida en los cinco años de vida refinada y elegante.
A un lado y a cierta distancia del joven señor, se hallaba un rico y elegantísimo narguilé, cuyo flexible y luengo tubo tenía el joven señor asido por el extremo, dejando ver la gruesa boquilla de ámbar, prendida al tubo por un anillo de refulgentes esmeraldas.
Ya se figuraba ver escribiéndolos a un elegantísimo y joven brahman, no lejos de su magnífica quinta, bajo verde enramada, en las fértiles orillas del Kausikí, ya que los componía en su propio alcázar el príncipe heredero de Ayosia, de Cachemira o de cualquiera otro de los reinos y países que describen las antiguas epopeyas.
Al día siguiente, muy temprano, salió del estanco y fue a casa de una modista, con la cual, tiempo atrás, contrajo amistad mientras trabajó en el teatro. Estuvo largo rato viendo telas, escogiendo colores, examinando figurines, probándose modelos y dejándose tomar medidas. Todo lo que se encargó fue sencillo y elegantísimo; pero caro para ella.
Palabra del Dia
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