Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 4 de junio de 2025
Sin saberlo ha dicho usted una gran verdad... ¿Recuerda usted a su madre?... ¿Piensa usted en ella? ELECTRA. Mi madre es para mí un recuerdo vago, dulcísimo; una imagen que nunca me abandona... Viva la guardo en mi corazón, que no es todavía más que una gran memoria, y en esta gran memoria la están buscando siempre mis ojos ansiosos de verla. ¡Pobre madre mía! CUESTA. Era usted una monada.
¡Jesús!, ¡Jesús! ¡No abran ustedes el balcón, que se nos va á meter aquí alguna bomba! ¿No oyen ustedes los cañonazos? ¡Jesús, que disparos tan fuertes! Señora, usted está soñando con los cañonazos. No te alarmes, Artemisa, Electra.... ¡Cierren ese balcón! Los cuatro jóvenes eran muy curiosos para contentarse con mirar desde el balcón.
PANTOJA. ¡Pero esa loquilla...! Véala usted correteando con los chicos del portero, con los niños de Máximo y con otros de la vecindad. Cuando la dejan explayarse en las travesuras infantiles, está Electra en sus glorias. CUESTA. ¡Adorable muñeca! Quiera Dios hacer de ella una mujer de mérito.
PATROS. Bendito sea Dios, que de la noche a la mañana ha dado tanta felicidad a la señorita. ELECTRA. Anoche pidió mi mano. Hoy decidirán mis tíos la fecha de nuestra boda. PATROS. Y entre tanto, carta va, carta viene. ELECTRA. En estas horas de impaciencia febril, Máximo y yo no podemos privarnos de la comunicación escrita.
CUESTA. ¿Y no podrá decirme... a mí, que...? ELECTRA. ¡Ay, no! CUESTA. Por Dios, tenga usted confianza conmigo. ELECTRA. Ahora no puedo. Tengo que vestirme. CUESTA. Bueno: ya hablaremos. CUESTA. Vístase usted... y mañana... ELECTRA. Sí, mañana. Adiós. Quiero darle otro besito. Cuesta la sigue con la vista. CUESTA, DON URBANO, EVARISTA; después ELECTRA. Perdone usted el plantón, Leonardo.
ELECTRA. ¿Pues sabe usted que creo que todavía me duelen...? Pero vamos al caso. Advierto a usted, Electra, que esto es reservadísimo. Queda entre los dos. ELECTRA. ¡Oh! me da usted miedo, Don Leonardo. CUESTA. No es para asustarse. Vea usted en mí un amigo, el mejor de los amigos; vea en este acto el interés más puro, el sentimiento más elevado... Sí, sí: no dudo... pero...
ELECTRA. Crea usted que los tontos más tontos, y los niños más niños, no hacen sus simplezas sin alguna razón. MARQU
He comido muy bien. De postre no te pongo más que fruta. Sé que te gusta mucho. Sí, porque esto es la verdad. No se ve aquí mano del hombre... más que para cogerla. ELECTRA. Es la obra de Dios. ¡Hermosa, espléndida, sin ningún artificio!
ELECTRA. En algunas cosas, que me reservo, soy tenaz hasta la barbarie, y creo que, llegado el caso, lo sería hasta el martirio. MÁXIMO. ¿Qué cosas son esas? ELECTRA. A ti no te importan. Mejor... En seguidita me pesas setenta gramos de cobre. ELECTRA. El cobre serás tú... No, no, que es muy feo. MÁXIMO. Pero muy útil. ELECTRA. No, no: compárate con el oro, que es el que vale más.
Que suba. Ya es demasiado retozar. DON URBANO. Voy. Los mismos; ELECTRA, tras ella MÁXIMO. Que no me coges... Bruto, fastídiate. Estoy en salvo... tía; mándele usted que se vaya. MÁXIMO. ¿Dónde está esa loca? Ya sabe donde se pone. EVARISTA. ¿Pero, hija, cuándo tendrás formalidad? Máximo, eres tú tan chiquillo como ella.
Palabra del Dia
Otros Mirando